sábado, 17 de mayo de 2014

DICCIONARIO TEOLOGICO


DICCIONARIO TEOLOGICO

A-C
Abadón. Este es el nombre que se le da un ángel de Satanás en Ap. 9:11, y que aparece allí como rey de una horda de monstruos infernales como langostas. La traducción griega de esta palabra es ho Apollyon, “el destructor”. La palabra abaddon aparece varias veces en el AT como un epíteto de Seol y Hades, y literalmente significa "destrucción" (de la raíz abad, que significa "ser perdido," "ser destruido"). Ocurre, por ejemplo, en Sal. 88:12, “Se habla en la tumba de tu amor, de tu lealtad en el lugar de perdición" (En forma similar Pr. 15:11; 27:20; Job 26:6; 28:22; 31:12).
Abba. La palabra aparece tres veces en el NT. Marcos la usa en su relato de la oración de Jesús en Getsemaní (Mr. 14:36) Pablo la emplea dos veces para referirse al clamor de Espíritu en el corazón del cristiano (Ro, 8:15; Gá. 4:6). En cada caso la palabra se hace acompañar de su equivalente griego, ho patér. Abba viene del arameo abba. Dalman (Words of Jesus, T & T clark, Edimburgo, 1909, p. 192) piensa que significa "mi padre, mi papá." La palabra no aparece en la LXX. El uso que Pablo le da a la palabra sugiere que ella podría haber llegado a ser una fórmula casi litúrgica.
Abismo. La RVR 1960 usa la palabra "abismo" para traducir la palabra griega abyssos todas las veces que ésta aparece en el NT (nueve veces). Los pasajes son Lc. 8:31; Ro. 10:7; Ap. 9:1, 2, 11; 11:7; 17:8; 20:1,3. Plummer nos muestra que abyssos en el griego clásico siempre es un adjetivo que significa: sin fondo, insondable (A. Plummer, A Critical and Exegetical Commentary of the Gospel of St. Luke, p. 231). Las treinta y cinco veces que aparece la palabra en la LXX nos revela que allí a veces se refiere a la profundidad del mar o la tierra, mientras que otras veces describe la morada de los muertos (Ez. 31:15). El NT usa la palabra para describir el lugar donde moran los demonios (Lc. 8:31) como también el lugar de tormento (Ap. 9:1). Godet nos enseña que Pablo la usa en Ro. 10:7 para describir la habitación de los muertos.
Adoración. Esta palabra denota el mérito de un individuo para recibir honores especiales de acuerdo con su valía. Los términos bíblicos principales, el hebreo saha y el griego proskyneo, enfatizan el acto de postración, la acción de reverencia. La adoración es debida solamente a Dios (Exo. 20:3; Mat. 4:10; Apoc. 22:9). Acciones tales como inclinar con reverencia la cabeza (Ex. 34:8), levantar las manos (1 Ti. 2:8), arrodillarse (1 R. 8:54), y postrarse (Gn. 17:3; Ap. 1:17) manifiestan externamente la adoración interna que el alma dirige a Dios. En muchos de los Salmos (Sal. 93, 95-100) Dios es adorado por su majestad y poder, su providencia y bondad, su justicia y su santidad. Jesús recibió adoración en el día de su nacimiento (Mt. 2:11), durante su ministerio (Mt. 8:2; 9:18; 14:33; 15:25; 20:20), y después de de su resurreción (Mt. 28:9,17). Los hombres (Jn. 9:38), los ángeles (He. 1:6) y hasta los demonios (Mr. 5:6) se entregan a esta adoración. Y por cierto, no hay ningún peligro en adorar a Jesús, porque él es Dios encarnado (Jn. 1:1-4; Fil. 2:5-11). La adoración de objetos materiales está estrictamente prohibida (Ex. 20:1-6; Isa. 44:12-20). También se condena la adoración a los ángeles (Col. 2:18; Ap. 19:10), a los hombres (Hech. 10:25), o a Satanás (Lc. 4:7-8).
Adulterio. En la Escritura “adulterio” denota cualquier cohabitación voluntaria que una persona casada efectúa con cualquier otra persona que no sea su esposa u esposo legítimo. Sin embargo, otras veces la Biblia señala a este pecado con el término Porneia, esto es, “fornicación” (1 Co. 5:1), aunque propiamente hablando esta palabra designa la ofensa de la cohabitación voluntaria entre una persona que no está casada y otra del sexo opuesto. Cuando se quiere hacer una distinción entre estos dos tipos de perversidad, la Escritura los denomina con términos diferentes: pornoi, “fornicarios” y moichoi “adúlteros” (1 Co. 6:9). La Escritura prohíbe el adulterio para salvaguardar especialmente la santidad del hogar y la familia (Ex. 20:14; Dt. 5:18). El pecado es descrito más específicamente en Lv. 18:20: “Además, no tendrás acto carnal con la mujer de tu prójimo, contaminándote con ella.” La falta era considerada tan grande que su pena era la muerte. (Lv. 20:10). “Y en la ley nos mandó Moisés apedrear a tales mujeres" (Jn. 8:5). En Eze. 16:40; 23:43-47 se menciona la lapidación como el castigo apropiado. Así también en Dt. 22:23s.; se dice que una mujer desposada que cometa adulterio, debe ser lapidada junto con su cómplice.
Ablución. Como un acto ceremonial de limpieza (heb. kibbés; gr. louein, etc.) es un rasgo religioso bien común. Tanto la ley bíblica como la ley rabínica reconocen tres tipos de ablución. El primero es el lavamiento de las manos. Este medio de limpieza no es prescrito explícitamente en la Biblia, sino que se infiere de Lv. 15:11. En el NT su significado llegó a ser considerablemente social (Mr. 7:3; Mt. 15:2). Los pies eran lavados en la misma forma (Gn. 18:4; Jn. 13:5). El segundo tipo de ablución era el lavamiento de manos y pies para ejecutar así las funciones sacerdotales (Ex. 30:19; 40:31). En el Tabernáculo y en el Templo se suministraba un lavatorio para este propósito. El tercero era la inmersión de todo el cuerpo que simbolizaba la limpieza total del individuo a fin de ser admitido o readmitido a la comunidad santa o para ejecutar alguna función especial dentro de ella. Por ejemplo, el sumo sacerdote en el día de la expiación (Lv. 16:24) Aarón y sus hijos antes de su consagración (Lv. 8:6). Leprosos y todos aquellos que estuvieron en contacto con personas o cosas inmundas eran bañados también (Lv. 14:8; 15:5-10, 19-27). Lo mismo acontecía con los prosélitos del mundo gentil, lo cual puede ser un prototipo del bautismo cristiano. Vasijas, casas y vestidos también estaban sujetos al ritual de purificación (Mr. 7:4; Lv. 14:52; 15:6-8; Ex. 19:14)
Agnosticismo. De a (privativo) y gnosis (conocimiento). La creencia de que no es posible saber si existe Dios. (Compare con Ateísmo. Deísmo, y Teísmo.)
Alabanza. La Biblia está llena de alabanza y adoración a Dios. La alabanza puede definirse como un homenaje a Dios por sus criaturas en adoración a su persona y en agradecimiento por sus favores y bendiciones. Los ángeles que sobresalen por su poder rinden su adoración al Señor (Sal. 103:20). Sus voces se elevaron en adoración en el nacimiento de Cristo (Lc. 2:13-14), y en los días de tribulación que vendrán ellos unirán sus voces para exclamar "El Cordero que fue inmolado es digno..." (Ap. 5:11-12). Israel rinde alabanza a Dios, especialmente en los Salmos de Alabanza (Sal. 113-118). No únicamente Israel, sino todos los que sirven a Dios, el cielo y la tierra, los mares y todo lo que en ellos se mueve; en efecto todo lo que tiene respiración debe rendir alabanza al Señor (Sal. 135:1-2; 69:34; 150:6). A Dios puede alabársele con instrumentos musicales y con canciones (Sal. 150:3-5; 104:33). Los sacrificios (Lv. 7:13), testimonios (Sal. 66:16), y oraciones (Col. 1:3) son también actividades donde la alabanza encuentra expresión. La alabanza puede ser pública y también privada (Sal. 96:3); puede ser una emoción íntima (Sal. 4:7) o una declaración externa (Sal. 51:15). Se tributa a Dios por su salvación (Sal. 40:10) así como por la grandeza de sus obras maravillosas (Ap. 15:3,4). El debería ser alabado por sus cualidades inherentes, su majestad (Sal. 104:1) y santidad (ls. 6:3). Ocasionalmente la alabanza tiene al hombre como su objeto, en cual caso el elogio puede ser valioso (Pr. 31:28, 31) o sin valor (Mt. 6:2). El apóstol Pablo buscó la gloria de Dios antes que la alabanza de los hombres (1 Ts. 2:6), aunque reconoció una alabanza legítima como un tributo por un servicio cristiano distinguido (2 Co. 8:18). Tal alabanza puede ser un incentivo para una vida santa (Fil. 4:8).
Alma. Existe una disparidad entre el concepto que el AT tiene de nephes y la idea que el NT tiene de psyché. La diferencia básica esta en el hecho de que nephes, a diferencia de psyché, no es una entidad espiritual que existe aparte del cuerpo. La palabra nephes se usa en general para designar hombres o animales individuales en su esencia total (Gn. 1:20; Ex. 1:5). Esto es claro en Gn. 2:7, donde el aliento divino es soplado dentro del cuerpo, de tal forma que se crea "una nephes viviente" esto es, un hombre. De esta forma, para el hebreo, el hombre no es un "cuerpo" y un "alma," sino un "cuerpo-alma," una unidad de poder vital. El "alma" es al mismo tiempo algo visible que puede tener hambre y sed (Sal. 107:5), como también algo invisible que puede ser entristecido (Gn. 42:21; Job. 14:22)., y de esta forma viene a usarse a menudo para denotar el ego mismo (Job 16:4; Sal. 124:7). Puede usarse en un extremo para referirse al principio de vida en el hombre o el animal (Gn. 37:21), y, en el otro, para hablar de un cuerpo muerto (Nu. 19:11). El nephes es entonces, nada más que el individuo en su totalidad.
El NT, aunque continúa con la idea de alma (psyché) como principio de vida (Hch. 20:10; Ap. 8:9) el cual viene a personificarse (Hch. 2:43), con todo, también le da la idea de una entidad espiritual que continúa existiendo después de la muerte. De esta forma Juan dice que vio en su visión "las almas de aquéllos que habían sido muertos,» y no a aquéllos que habían muerto (Ap. 6:9; cf. 20:4; Mt. 10:28; Lc. 21:19; Stg. 1:21; 5:20).
Amilenarismo. De a (privativo) y milenio. La enseñanza de que el período de mil años o milenio mencionado en Apocalipsis 20 no es literal, sino figurativo. Según el amilenarismo, el milenio es la presente era, y se extiende entre la primera y la segunda venidas del Señor Jesucristo. Este período concluirá con el retorno de Cristo (1 Tes 4:16-5:2), cuando ocurrirá la resurrección general y el juicio universal. El amilenarismo fue formulado clásicamente por Agustín de Hipona (354-430 DC), pero es probablemente tan antiguo como el premilenarismo. Véase también Postmilenarismo.
Angel. Angel (griego aggelos) significa mensajero. Los ángeles son seres creados (Salmo 148:2,5; Col. 1:16), espirituales, no humanos (Heb. 1:14). Son inmortales (Luc 20:36), innumerables (Heb. 12:22), invisibles (Núm. 22:22-31), no se casan, y tal vez sean asexuados (Mat. 22:30), y cumplen la voluntad de Dios (Salmo 103:20). Estos ángeles cumplen un ministerio para los creyentes: Ellos guían (Gén. 24:7, 40), protegen (Salmo 34:7), y reconfortan (Hechos 27:2,24).
Hay ángeles buenos (Gén. 28:12; Salmo 91:11; Eze. 9:2) y los hay malos (2 Ped. 2:4; Judas 6). Los ángeles fueron creados originalmente con el propósito de servir y cumplir la voluntad de Dios. Los ángeles caídos son los que se rebelaron contra Dios y se tornaron malvados. Satanás es el principal de estos (Is. 14:12-16; Eze. 28:12-15).
Los únicos ángeles mencionados por su nombre en la Biblia son Gabriel (Dan. 8:16; 9:21), Miguel (Dan. 10:13,21; 12:1), y Lucifer (Luc. 10:18). Miguel siempre se menciona en un contexto de batalla (Dan. 10:13) y Gabriel como mensajero divino (Luc. 1:26). Desde luego, Lucifer o Satanás es el que se opone a Dios y es enemigo del hombre.
Anticristo. Una figura que se opone a Cristo, y por tanto a Dios. La palabra se emplea para describir un espíritu de rebelión contra Dios, "el espíritu del Anticristo" (1 Juan 4:3) y también una persona específica futura identificada como el hombre de iniquidad (2 Tes. 2:3). Este se opone activamente a Jesucristo (2 Tes. 2:4) y cuando él llegue, será capaz de realizar milagros (2 Tes. 2:9). Algunos creen que será una encarnación de Satanás y, como tal, será capaz de engañar a muchos. Su número, relacionado tal vez con su nombre, es 666 (Apoc. 13:18).
Antinomianismo. La palabra viene del griego anti, contra, y nomos, ley. Se refiere a la práctica no bíblica de vivir sin la debida consideración de la rectitud de Dios, emplear la gracia de Dios como si fuera una licencia para pecar y confiar en la gracia para ser limpio del pecado. En otras palabras, ya que la gracia es infinita y somos salvos por gracia, entonces para el antinomianismo podemos pecar cuanto queramos y aún ser salvos. Esta idea es errónea porque, aunque como cristianos no estemos bajo la Ley (Rom. 6:14), todavía somos llamados a cumplir la ley como la Ley del amor (Rom. 13:8,10; Gál. 5:14; 6:2). Debemos amar a Dios con todo nuestro corazón, alma, fuerza y mente, y a nuestro prójimo como a nosotros mismos (Luc 10:27) y, de este modo, evitar la ofensa del pecado que le costó a Dios Su unigénito Hijo. Pablo habla contra la noción del antinomianismo en Romanos 6:1-2: "Qué, pues, diremos? "Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde? "De ninguna manera! Porque los que hemos muerto al pecado, "cómo viviremos aún en él?" No hemos de usar la gracia de Dios como una excusa para pecar; en lugar de esto, hemos de ser controlados por el amor de Dios y de esta forma traer el fruto del Espíritu Santo (Gál. 5:22-25).
Apologética. El término "apologética" se deriva del vocablo griego apologia, que significa "hablar a favor de algo", "defender con la palabra". En su uso actual se refiere a la defensa de la fe. La apologética cubre muchas áreas, como por ejemplo la persona de Jesús, la confiabilidad de la Biblia, la refutación de sectas y herejías, las evidencias bíblicas de la historia y la arqueología, y la respuesta a objeciones en contra del cristianismo. En resumen, es la disciplina que trata de las razones que justifican al cristianismo como la verdadera religión. Los cristianos somos llamados por Dios a defender nuestra fe toda vez que sea necesario: "Al contrario, santificad al Señor en vuestros corazones, y estad siempre preparados para presentar defensa [apologían] con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros." (1 Ped. 3:15).
 
Apóstoles. La palabra deriva directamente del griego apostolos, y significa alguien enviado con un mensaje o comisión especial; puede referirse a un embajador o representante de otro. El término se aplica al Señor Jesús en un solo texto del N.T., Hebreos 3:1, que lo llama "apóstol y sumo sacerdote de nuestra fe" (Biblia de las Américas). En general, el uso en el N.T. tiene como trasfondo la figura hebrea del shaliaj, que era un representante o apoderado legal de otro, con plenas facultades. Tal la función de los Doce llamados y comisionados por Jesús: Simón Pedro, Andrés, Santiago hijo de Zebedeo, Juan, Felipe, Bartolomé, Tomás, Mateo, Santiago hijo de Alfeo, Tadeo, Simón el Zelote y Judas Iscariote. Tras la muerte de Judas Iscariote, los once designaron apóstol a Matías (Hech 1:26). Pablo fue llamado a ser Apóstol por el mismo Señor resucitado (2 Cor 1:1). También se les llama "apóstoles" a otros obreros cristianos, como Bernabé (Hech 14:14), Andrónico y Junias (Rom. 16:7).
En sentido técnico, los apóstoles son testigos autorizados del Señor resucitado. Ellos establecieron iglesias (Rom. 15:17-20), nombraron ancianos (Hech 14:23), refutaron errores (Gál. 1:6-9), y defendieron la verdad del Evangelio (Fil. 1:7,17). Algunos realizaron milagros (Mat. 10:1,8; Hech 3:1-10; 5: 12; 14:3 ) y debían predicar el Evangelio (Mat. 28:19-20, Hech 1:8).
Arrianismo. Es un antiguo error teológico surgido hacia 320. Su nombre se deriva de Arrio (aprox. 250-336), presbítero muy popular en Alejandría y padre de la falsa doctrina. Sostenía que Jesús no era coeterno ni coigual con Dios, sino la primera y más importante de Sus criaturas, y que había recibido la dignidad de Hijo de Dios debido a su justicia. Por tanto, Dios no se había encarnado; Jesús no era eterno, ni era Dios por naturaleza. Existía sólo una persona en la Deidad, el Padre. El arrianismo fue condenado en el Concilio de Nicea (325). Sin embargo, sobrevivió con suerte variable fuera del cristianismo ortodoxo. Los Testigos de Jehová son defensores actuales de una doctrina sobre Cristo similar a la de Arrio.
Arminianismo. Es un sistema doctrinal concerniente a la salvación, cuyo nombre deriva del teólogo reformado holandés Jacobo Arminio (1560-1609). El sistema arminiano insiste en que la soberanía divina es compatible con un verdadero libre albedrío del hombre. El arminianismo tiene cinco proposiciones principales: 1) Dios elige o reprueba sobre la base de su conocimiento anticipado (presciencia) de fe o incredulidad en cada hombre; 2) Cristo murió por todos los hombres, y no sólo por los elegidos, aunque solamente estos últimos se salven; 3) el hombre es tan depravado que la gracia divina es imprescindible para la fe o cualquier obra buena; 4) esta gracia divina puede ser resistida por el hombre; y 5) hasta qué punto todos los que han sido verdaderamente regenerados perseverarán hasta el fin es un asunto que requiere más investigación. (Compare con el Calvinismo)
Arrepentimiento. El arrepentimiento (griego metanoia, literalmente "cambiar de mente") significa volverse, cambiar: en el N.T. se refiere a volverse del camino del pecado. Somos llamados por Dios para abandonar el pecado. De hecho, Dios manda a todos los hombres en todas partes que se arrepientan de sus pecados (Hech. 17:30). La paciencia de Dios nos lleva al arrepentimiento (2 Ped. 3:9) como también Su misericordia (Rom. 2:4). Hay arrepentimiento verdadero y falso, dependiendo de la motivación del corazón: "La tristeza que es según Dios produce arrepentimiento para salvación, del cual no hay que arrepentirse; pero la tristeza del mundo produce muerte" (2 Cor. 7:10).
Ateísmo. Este término proviene del griego: el prefijo a (negación) y theos, Dios. El ateísmo enseña que no hay Dios de ninguna naturaleza, que nunca lo hubo ni lo habrá. Lógicamente, los ateos son materialistas ?el universo físico es todo cuanto existió, existe y existirá- y suelen ser evolucionistas (aunque la inversa no es verdad: no todo evolucionista es ateo).
La Biblia enseña que todos los hombres saben que hay un Dios (Rom. 2:14,15). Por tanto, no tendrán excusa (Rom. 1:20) en el día del juicio. En lugar de reconocer a Dios, los ateos deliberadamente suprimen el conocimiento de Dios por la injusticia de ellos (Rom. 1:18,19).
Ayunar, ayuno. Ayunar es privarse de alimentos por un período determinado con un propósito específico, a menudo espiritual. Es una práctica bíblica que involucra el "debilitamiento" del cuerpo con el propósito de "fortalecer" el espíritu, destinado a producir una alerta espiritual. Es interesante notar que el pecado entró en el mundo a través de Adán y Eva por el acto de desobediencia que consistió en comer lo que no debían (Gén. 3:6). En el N.T. se nos llama a ayunar (Mat. 6:16). Vea también 1 Rey. 21:27; Salmo 35:13; Hechos 13:3; 2 Cor. 6:5).
Bautismo. La palabra viene del griego baptizo, sumergir. Es una inmersión en agua o un rociamiento (aspersión) que simboliza la identificación con una creencia o causa. En el cristianismo, se trata de la identificación del creyente con Cristo en su muerte, sepultura y resurrección (Rom. 6:4-5). Se hace en el nombre de Cristo y con Su autoridad (Hechos 4:7) con la fórmula bautismal de "Padre, Hijo y Espíritu Santo" (Mat. 28:19). El bautismo no nos salva por sí mismo (1 Ped. 3:21). No obstante, es nuestra obligación recibirlo, como creyentes en Cristo.
 Blasfemia. La blasfemia es un pecado que consiste en hablar en contra de Dios o en negarle algún bien que debiéramos atribuirle. La blasfemia contra el Espíritu Santo es atribuir los milagros de Cristo al poder del diablo (Mat. 12:22-32) y es un pecado que no puede ser perdonado (Mar 3:28-30), por su propia naturaleza: quien persiste en negar la obra del Espíritu o atribuirla a Satanás no puede arrepentirse. La blasfemia surge del orgullo (Salmo 73:9,11), el odio (Salmo 74:18), la injusticia (Isa. 52:5) y cosas semejantes. Jesús fue erróneamente acusado de blasfemia (Juan 10:30-33).
Caída, La. En teología, la caída es el acontecimiento ocurrido en el Jardín del Edén en el que Adán y Eva desobedecieron el mandamiento de Dios, comiendo del Árbol del conocimiento del bien y del mal (Gén 2-3). Ya que en Adán se hallaba potencialmente toda la raza humana, cuando él pecó toda la humanidad cayó con él (Rom. 5:12). 
Calvinismo. Es un sistema de interpretación cristiana concerniente a la salvación formulado por el teólogo protestante Juan Calvino (1509-1564). Subraya la predestinación y la salvación. Los cinco puntos característicos del calvinismo fueron desarrollados en respuesta a la doctrina de Arminio (véase Arminianismo). El calvinismo enseña: 1) La depravación total: el hombre está afectado por el pecado en todo su ser, cuerpo, alma, mente y emociones; 2) La elección incondicional: El favor de Dios hacia el hombre se debe por completo a la libre elección divina y nada tiene que ver con nada que el hombre haga. Es completamente inmerecido y no se basa en nada bueno que Dios vea en el hombre ; 3) La expiación limitada: Cristo no llevó los pecados de cada hombre que jamás haya vivido, sino sólo los de aquellos que fueron elegidos para salvación (Juan 10:11,15); 4) La gracia irresistible : El llamado que Dios hace a alguien para su salvación no puede ser resistido; 5) La perseverancia de los santos: No es posible que alguien salvado una vez pierda su salvación. 
Canon. La palabra viene del griego kanon, que significa vara, caña y por extensión un instrumento de medida, una regla o norma. Se aplica el término a la lista de libros normativos: el canon bíblico es el conjunto de los libros que la Iglesia ha reconocido como inspirados por Dios y, en este sentido, es sinónimo de Sagradas Escrituras. El canon cristiano consiste en los 39 libros del Antiguo Testamento y los 27 libros del Nuevo Testamento, y se considera cerrado en el siglo I, lo cual significa que ya no puede haber más revelaciones que pasen a formar nuevas Escrituras sagradas.

Cielo. El cielo (griego ouranos) es la morada de Dios y de quienes van allí, los salvos; es un lugar de eterna bienaventuranza. Las Escrituras implícitamente indican la existencia de tres cielos, ya que Pablo refiere haber sido tomado al "tercer cielo" (2 Cor. 12:2). Lógicamente, un tercer cielo no puede existir sin un primero y un segundo. Sin embargo, la Escritura no describe explícitamente los cielos primero y segundo. Es posible que el primero se refiera a la atmósfera, morada de las aves (Oseas 2:18) y nubes (Dan 7:13). El segundo cielo tal vez sea el de las luminarias celestes (Gén 1:14-18), y posiblemente la morada de seres espirituales, angélicos. El tercer cielo es la morada del Dios Trino. Su localización no ha sido revelada (Vea Mat. 23:34,37; Luc. 10:20 y Apoc. 21:2, 20-27).

Circuncisión. Una operación (note el derramamiento de sangre) que permitía la entrada en el Pacto en tiempos del A.T. Consistía en cortar el prepucio (piel que recubre el glande del pene). Fue instituida por Dios (Gén. 17:10-14) y se realizaba al octavo día del nacimiento (Luc. 1:59). Era una señal del Pacto que Dios hizo con Abraham (Gén. 17:12; Rom. 4:11). En el N.T. no se realiza como intervención quirúrgica física. En lugar de esto, se enseña ña "circuncisión" de corazón del cristiano como símbolo de su actitud interior, en contraposición a una señal física (Rom. 2:29; Col. 2:11-12). Esta es la verdadera circuncisión (Rom. 2:29), de la cual la física era el tipo.
Comunión. No hay una definición específica del término en el N.T.. Sin embargo, somos llamados a la comunión unos con otros (1 Juan 1:3), con Jesús (1 Cor. 1:9), con el Padre (1 Juan 1:3), y con el Espíritu Santo (2 Cor. 13:14). La comunión implica compartir intereses, deseos, motivaciones, emociones y objetivos comunes. Requiere compartir tiempo en comunicarse, ocuparse uno de otro y realizar actividades conjuntas. La noción de comunión tiene una connotación de intimidad. Como cristianos, tenemos fraternidad ?calidad de hermanos- y por tanto comunión unos con otros debido a nuestra posición en Cristo, ya que todos somos redimidos y compartimos un conocimiento íntimo y personal de Jesús. Asimismo, compartimos una fe (Hechos 2:42), una esperanza (Heb. 11:39,40), y una necesidad (2 Cor. 8:1-15).
El término griego para comunión es (koinonia). Un uso muy importante se refiere a compartir la Cena del Señor o eucaristía (1 Cor. 10:16).

Comunión Santa Cena. Es uno de los nombres de la Cena del Señor (Mat. 26:26-30; Mar 14:22-26; Luc. 22:14-20; 1 Cor. 1:23-26). Consiste en compartir el pan y la copa (Hechos 2:42,46; 1 Cor 10:16; 11:23-26) con acción de gracias (Luc. 22:17,19); de aquí su nombre "eucaristía". Fue instituida originalmente por Jesús mismo (Mat. 26:26-29) en la noche de la última cena de la Pascua. Dicha celebración pascual era un acontecimiento anual que recordaba la ocasión en que el ángel de la muerte que reclamó las vidas de los primogénitos de toda casa en Egipto, "pasó por alto" las casas de los hebreos, marcadas con la sangre del cordero cuyo sacrificio Dios ordenó (Exodo 12). La cena del Señor, comunión o eucaristía reemplaza a la cena pascual con el "cuerpo y la sangre" (Mar. 14:22-24) de Jesús, el Cordero de Dios. Ha de ser recibida solamente por los creyentes (1 Cor. 11:23-28). (Para más detalles vea Juan 6:26-58 y 1 Cor. 11:27-34).
Condenación. Puede referirse tanto al acto de declarar culpable a un hacedor de maldad, como al consecuente castigo inflingido. Sin Jesús, todos quedamos condenados ante Dios no solamente por el pecado de Adán (Rom. 5:16-18) sino también por nuestro propio pecado (Mat. 12:37). Sin embargo, "Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús ... porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte" (Rom. 8:1-2). Los cristianos han escapado a la condenación porque son perdonados en Cristo.
Conversión. Indica la acción de volverse del mal hacia Dios. Dios convierte (Hechos 21:19) a los perdidos en salvos, a los no regenerados en regenerados. Esto se produce a través de la predicación del Evangelio (Rom. 10:14; 1 Cor. 15:1-4) y resulta en arrepentimiento (Hech. 26:20) y una nueva creación (2 Cor. 5:17). Hay una lista de los frutos de la conversión en Gál. 5:22-23.
Convicción. Es la obra del Espíritu Santo, por la cual una persona es capaz de verse a sí misma como Dios la ve: culpable, mancillada, y totalmente incapaz de salvarse a sí misma (Juan 16:8). En un incrédulo, la convicción del Espíritu Santo revela la pecaminosidad y trae temor. En el creyente, la convicción del Espíritu Santo trae conciencia de pecado y resulta en su confesión y limpieza. Esta convicción el producida por el Espíritu Santo (Juan 16:8), el Evangelio (Hech. 2:37), la conciencia (Rom. 2:15), y la Ley (Santiago 2:9). La convicción de nuestros pecados nos lleva a la cruz. Nos muestra nuestra necesidad de perdón.

Creación. La expresión "la creación" incluye todo cuanto existe, con excepción de Dios mismo. Esto comprende tanto cosas materiales como inmateriales, incluso el tiempo. Dios es el creador (Heb 11:3) y nosotros somos las criaturas. La distinción entre el Creador y las criaturas debe ser sostenida para permanecer humildemente en la relación adecuada con Dios. No somos Dios, no podemos crear en el sentido en que Dios creó (es decir, originando de la nada todo cuanto existe), y ni siquiera podemos salvarnos por nosotros mismos. Sólo Dios es Dios, sólo El puede crear, y sólo El puede salvar al hombre.
Cristiano. La palabra cristiano viene del griego jristianos , que a su vez proviene de jristos, "cristo" o "ungido". Por tanto, un cristiano es un seguidor de Cristo Jesús; la palabra se emplea como sinónimo de "discípulo". En la Biblia se emplea por primera vez el término "cristiano" en Hechos 11:26, donde dice: "A los discípulos se les llamó cristianos por primera vez en Antioquía". En esta ciudad de Siria (que no debe confundirse con Antioquía de Pisidia) había una iglesia muy dinámica, fundada por cristianos hebreos procedentes de Jerusalén y fortalecida por la predicación de Pablo y Bernabé, los cuales a su vez fueron luego comisionados como misioneros (Hech 11: 19-30; 13:1-3). La palabra "cristiano" se aplica a los discípulos de Jesús solamente en otros dos pasajes más del N.T.: Hechos 26:28 y 1 Pedro 4:16.

Cristo. La palabra "cristo" proviene del griego jristos y es un título, equivalente al término hebreo messiah , mesías, que significa "el ungido". Se aplica a Jesús como el ungido quien nos libra del pecado. En este sentido, solamente Jesús es propiamente el Cristo, tanto que el título se emplea hoy indistintamente como su nombre propio. Como Cristo, Mesías, o Ungido, Jesús tiene tres oficios: Profeta, Sacerdote y Rey. Como Profeta es el vocero de Dios (Mat. 5:27-28) y representante de Dios ante el hombre. Como Sacerdote, Jesús representa al hombre ante Dios, y restaura la comunión entre ambos por haberse ofrecido a Sí mismo como el sacrificio que quita el pecado de todos cuantos se salvan. Como Rey, El gobierna sobre Su pueblo, y se halla sobre toda criatura. En virtud de que Jesucristo creó todas las cosas (Juan 1:3; Col 1:16-17), y de su triunfo en la cruz, tiene el derecho de reinar.
Cristo vino a hacer la voluntad del Padre (Juan 6:38), a salvar a los pecadores (Lucas 19:10), a cumplir el A.T. (Mat. 5:17), a destruir las obras de Satanás (Heb. 2:14; 1 Juan 3:8), y a dar vida eterna (Juan 10:10,28). Cristo es santo (Luc. 1:35), justo (Isa. 53:11), sin pecado (2 Cor. 5:21), humilde (Fil. 2:8), y perdonador (Luc. 5:20: 7:40; 23:34).
Cristología. Es la rama de la teología que estudia la persona y la obra de Cristo Jesús, tal como éstas aparecen en la Biblia. Algunos de los temas específicos de estudio son: 1) Su divinidad, 2) Su encarnación, 3) Sus oficios y títulos (vea Cristo), 4) Su sacrificio, 5) Su resurrección, 6) Su enseñanza, 7) Su relación con Dios y con el hombre y 8) Su retorno personal a la tierra.

D-G
Deísmo. El deísmo es la creencia de que Dios existe pero no tiene ninguna actividad en sostener el orden creado ni interviene en sus asuntos. Sostiene que Dios creó todas las cosas y puso al universo en movimiento según leyes naturales, que no requieren Su intervención activa y permanente. Niegan también la encarnación, la autoridad divina de la Biblia, la expiación y los milagros.
Demonio. Entre los griegos un demonio era originalmente como en las obras de Homero, un dios o una deidad, y la palabra se usa una vez en este sentido en el NT (Hch. 17:18). Sin embargo, desde Homero hasta los tiempos del NT el término daimón, que Platón lo deriva de daémón, un adjetivo formado de daó que significaba "conocimiento" o "inteligencia" (Cratylus 1:398), El sentido de esta palabra y su derivado daimonion aumentaron gradualmente su inferioridad con relación a theion, "divinidad," "deidad." En el uso posthomérico llegó a denotar un intermediario entre los dioses y los hombres (Platón, Symposium 202, 3) y los demonios fueron estimados como seres moralmente imperfectos, tanto buenos como malos. En tiempos del NT la expresión había alcanzado su significado preciso de un "espíritu malo," un "mensajero y ministro del mal." En la LXX la palabra demonio se empleaba para traducir la hebrea sédim, "señores" o élilím, "ídolos" puesto que los hebreos desde un comienzo miraron las imágenes idolátricas como meros símbolos visibles de demonios invisibles (Dt. 32:17; Sal. 96:5: LXX 95:5; Baruc 4:7; Sal. 106: 37, 38). En el NT los demonios afligen a los hombres con males mentales morales, y físicos (Mr. 1:21, etc). Ellos entran en los hombres y les controlan en una posesión demoníaca (Mr. 5: 1-21), instigan las doctrinas de demonios" (1 Ti. 4:1), ejercitan el poder en el gobierno del sistema satánico mundial (Ef. 6:12; cf. Dn. 10:13), estimulan la idolatría, la inmoralidad y la maldad humana (1 Co. 10:20; Ap, 9:20, 21), inspiran a los falsos maestros (1 Jn. 4:1,2), y en general asisten a Satanás en su programa de oposición a la palabra y voluntad de Dios.
Depravación total. La doctrina que describe la condición natural del hombre luego de la caída. Debido a la transgresión de Adán, toda su descendencia hereda una naturaleza pecaminosa (depravada). El hombre está afectado por el pecado en todo su ser y es por completo un pecador. Esto no significa que todo hombre sea tan malo como podría ser, sino que está afectado por el pecado en todas las áreas de su vida: cuerpo, mente, alma, emociones, inteligencia y voluntad. En este sentido, es "totalmente depravado". Debido a que el hombre es depravado, nada bueno puede provenir de él (Rom. 3:10-12) y para que se salve, Dios debe imputarle la justicia de Cristo. Esta justicia sólo es alcanzable por la fe en Cristo y Su obra en la cruz. La doctrina implica que, a causa de la depravación, la voluntad del hombre no es completamente libre, sino que está sujeta por sus tendencias pecaminosas. Esta doctrina es enfatizada por los calvinistas y rechazada por los arminianos (vea Calvinismo y Arminianismo).
Dicotomía. Este término que significa una división en dos partes (gr. dicha, en dos; temnein, cortar), se aplica en la teología al punto de vista de la naturaleza humana que afirma que el hombre tiene dos partes fundamentales en su ser: cuerpo y alma. Generalmente los dos se presentan como teniendo un marcado contraste.
Dios. El ser supremo, creador, sostenedor y soberano del universo. El es el creador de todas las cosas, (Isa. 44:24), el único Dios (Isa. 45:21,22; 46:9; 47:8). No ha habido dioses antes que El ni los habrá después de El (Isa. 43:10). Dios es Dios eternamente (Salmo 90:2). En Exodo 3:14 Dios reveló Su nombre a Su pueblo, tradicionalmente vertido al español como "Jehová". (vea Tetragrama) . El Dios verdadero subsiste eternamente en tres Personas, a saber, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo (vea Trinidad). Dios conoce todas las cosas (1 Juan 3:20), está permanentemente en todas partes (omnipresencia: Salmo 139: 7-12) y puede hacerlo todo (Jer. 32:17,27), con excepción de aquellas que son contrarias a su naturaleza santa y perfecta: mentir, robar, engañar, dejar de cumplir sus promesas, y cosas semejantes.
Discípulo. La palabra proviene de la misma raíz que "disciplina" y se refiere a un alumno o seguidor de una religión, persona o movimiento. Como cristianos, debemos ser discípulos de Jesús (Luc. 14:26,27). En la Biblia, es la denominación más frecuente de los cristianos. Seguimos en la enseñanza que Jesucristo impartió y en el ejemplo que dio. Un discípulo es un convertido, pero no todos los convertidos son discípulos. Como discípulos, hemos de cargar nuestra cruz cada día (Mat. 16:24). Esto significa vivir por El y de ser necesario, morir por El (Mat. 16:25) y, desde luego, vivir vidas santas y sin mancha delante de El y de nuestro prójimo.
Dispensación, dispensacionismo. En la Biblia Anotada de Scofield se define una dispensación como "un período de tiempo durante el cual el hombre es probado con respecto a alguna revelación específica de la voluntad de Dios" (Ed. Española 1981, pág. 4, nota a Gén. 1:27); en la Nueva Biblia Anotada de Scofield (NKJV Ed. 1989) se precisa "es probado con respecto a su obediencia a alguna revelación..." (cursivas mías). El dispensacionismo es un sistema teológico que subraya que Dios ha empleado diferentes medios de administración de Su voluntad y Su gracia en diferentes períodos. Sin embargo, lo distintivo del dispensacionismo es que sostiene que Israel como nación y la Iglesia como cuerpo de Cristo no forman un único pueblo de Dios, sino dos pueblos con profecías, promesas y destinos diferentes. Según Scofield hay siete dispensaciones: Inocencia, conciencia, gobierno civil, promesa, ley, gracia y reino. Los dispensacionistas interpretan la Biblia sobre la base de estas u otras supuestas dispensaciones. Debe notarse que en la Biblia, la palabra "dispensación", que proviene del latín dispensare, distribuir, traduce dos vocablos griegos, diakonia o servicio (2 Cor 3:7-9) y oikonomia o administración, comisión, encargo (1 Cor 9:17; Efesios 1:10; 3:9; Col. 1:25). Nunca significa un "período de tiempo". Compare con Pacto.
Divinidad. La naturaleza o cualidad propia de Dios. Le pertenece solamente al Dios que los cristianos predican, es decir, a la santa Trinidad. Jesús es de naturaleza divina (Col. 2:9) como asimismo de naturaleza humana. (Vea Unión hipostática, Encarnación).
Docetismo. Este es un término teológico que se deriva del verbo griego dokeó, "aparecer." El docetismo era la doctrina que enseñaba que Cristo no había venido en la carne (encarnación) sino que únicamente tenía la apariencia de un hombre. Este fue uno de los primeros errores teológicos que apareció en la historia de la iglesia, por la advertencia que puede observarse en 1 Jn. 4:2,1 "Todo espíritu que confiesa que Jesucristo ha venido en carne es de Dios; y todo espíritu que no confiesa que Jesucristo ha venido en carne, no es de Dios; y éste es el espíritu del anticristo, el cual vosotros habéis oído que viene y que ahora ya está en el mundo."
El primer defensor conocido de esta doctrina fue Cerinto (aproximadamente en el año 85 d.C.) un alejandrino tradicional, que fue discípulo de Filón. El sostenía que Jesús difería de otros hombres únicamente en que era más bueno y más sabio que lo que eran los demás, y que la divinidad de Cristo descendió sobre él en el bautismo y le abandonó en la cruz. El efecto de este razonamiento fue hacer de la encarnación una ilusión. Así, no había realmente un Jesús humano, sino únicamente una aparición, o que el hijo de Dios real simplemente usaba el Jesús humano como un vehículo de expresión, pero que no había una unión real con él.
Marción a fines del siglo segundo estaba dispuesto a conceder la realidad del sufrimiento de Cristo, pero no la realidad de su nacimiento. En su versión del evangelio de Lucas Marción afirma que Cristo simplemente apareció en el reinado de Tiberio, por lo cual entendemos que descendió desde los cielos.
El docetismo fue atacado por Ignacio e Irineo, quienes criticaron extensivamente sus variadas formas, y por Tertuliano quien escribió cinco libros contra Marción.
Dones espirituales. Son capacidades espirituales dadas por Dios con el propósito de edificar la Iglesia. Todo cristiano tiene al menos un don espiritual (1 Cor. 7:7). En diversas partes del N.T. se tratan y hay listas de dones: Rom. 12:6-8; 1 Cor. 12:4-11, 28-30; Efe. 4:7-12. A continuación hay una lista de dones dispuesta en dos grupos. El primer grupo comprende dones que requieren una intervención sobrenatural y son poseídos solamente por los cristianos. El segundo grupo incluye dones que no requieren intervención sobrenatural, y pueden ser poseídos tanto por cristianos como por no cristianos.
Un asunto adicional y conflictivo es si los dones sobrenaturales están vigentes aún en la actualidad. Nadie niega la persistencia de los dones de fe y salvación, ni de los dones del segundo grupo. Sin embargo, algunos creen que ciertos dones cesaron con la muerte de los Apóstoles y el cierre del Canon del N.T. (es decir, la conclusión de la Biblia), y que ya no se requieren para la edificación de la Iglesia, el cuerpo de Cristo. (Efe. 4:12). Otros piensan que estos dones están vigentes, aunque no necesariamente en el sentido en que lo estuvieron en la era apostólica. Según esta opinión, los dones sobrenaturales son dados al creyente como y cuando Dios decide que es beneficioso que se manifiesten y empleen.

Dones espirituales
  
1.     Salvación
2.     Palabra de sabiduría
3.     Palabra de conocimiento
4.     Fe
5.     Sanidad
6.     Milagros
7.     Profecía
8.     Discernimiento de espíritus
9.     Hablar en lenguas
10.  Interpretación de lenguas
1.     Servicio
2.     Enseñanza
3.     Exhortación
4.     Entrega (dar)
5.     Guía
6.     Misericordia
Rom. 6:23



Rom. 12:6


Rom. 12:7
Rom. 12:7
Rom. 12:8
Rom. 12:8
Rom. 12:8
Rom. 12:8

1 Cor. 12:8
1 Cor. 12:8
1 Cor. 12:9
1 Cor. 12:9
1 Cor. 12:10
1 Cor. 12:10
1 Cor. 12:10
1 Cor. 12:10
1 Cor. 12:10

Edificar. Significa construir. En el contexto cristiano se refiere a fortalecer o ser fortalecido en la relación con Dios, en el andar cristiano y en santidad. Como cristianos, hemos de cuidar que "todo se haga para edificación" (1 Cor. 14:26, Biblia de las Américas). Somos edificados por la Palabra de Dios (Hechos 20:32) y por el amor (1 Cor. 8:1). (Vea también Rom. 14:19; Efe. 4:29 y 1 Cor. 3:1-4; Sant. 4:1-6).
Eficacia. Capacidad para producir un resultado. La expiación de Cristo fue eficaz, ya que produjo como resultado el perdón de los pecados de los elegidos (los que creen en Jesucristo. La expiación es la gracia eficaz en acción.
Elección, Elegidos. Los elegidos son aquellos llamados por Dios para salvación. Esta elección ocurrió antes de la fundación del mundo (Efe. 1:4), y es conforme a la voluntad de Dios, no a la del hombre (Rom. 8:29-30; 9:6-23) porque Dios es soberano (Rom. 9:11-16). La doctrina de la elección es enfatizada por los calvinistas, quienes asimismo sostienen la doctrina de la predestinación.

Encarnación. Puede definirse como la adición de una naturaleza humana a la naturaleza divina de la segunda Persona de la Trinidad; es el acto por el cual Dios, sin dejar de ser Dios, se hizo hombre (Juan 1:1,14; Fil. 2:5-8). Fue obrado por el Padre con el poder del Espíritu Santo (Mat. 1:18; Luc. 1: 26-37). Fue una decisión voluntaria y deliberada de Jesús, que se humilló a Sí mismo para poder morir por nuestros pecados (1 Ped. 3:18). Por tanto, Jesús tiene dos naturalezas: la divina y la humana. Esto se conoce técnicamente como Unión hipostática.
La doctrina es de vital importancia para el cristiano. En ella comprendemos la verdadera naturaleza de Dios, la expiación, el perdón, la gracia, etc. Solamente Dios podía pagar por nuestros pecados; por tanto, Dios se hizo hombre (Juan 1:1,14) para morir por nuestros pecados (1 Ped. 2:24) , lo cual es la obra de expiación. A través de Jesús obtenemos el perdón de nuestros pecados. Ya que somos salvados por gracia a través de la fe (Efe. 2:8-9), es esencial que el objeto de nuestra fe sea el correcto. La doctrina de la encarnación asegura que esto sea posible, pues nos hace saber que Jesús, a la vez Dios y hombre, murió en la cruz para expiar el pecado del mundo y el mismo Jesús está ahora en el cielo como mediador entre Dios y nosotros (1 Tim. 2:5). Jesús vino, se encarnó, para revelar al Padre (Mat. 11:27; Luc 10:22), para hacer la voluntad del Padre (Heb. 10:5-9), para cumplir las profecías (Luc. 4:17-21), para reconciliar al mundo con Dios (2 Cor. 5:18-21), y para llegar a ser nuestro Sumo sacerdote (Heb. 7:24-28).

Escatología. Del griego esjatos, último. Es la rama de la teología que estudia las enseñanzas bíblicas concernientes al final de los tiempos, en particular del período relacionado con la Parusía o segunda venida de Jesucristo y los acontecimientos relacionados. Entre los temas escatológicos están el milenio, la atadura de Satanás, la tribulación, los dos Testigos, el Anticristo, la batalla de Armagedón, la resurrección de los muertos, el rapto de la iglesia, el juicio final y los nuevos cielos y tierra. Entre los capítulos predominantemente escatológicos del N.T. están Mateo 24, Marcos 13, Lucas 17 y 21, 1 Corintios 15, 1 Tesalonicenses 4-5, 2 Tes 1-2 y 2 Pedro 3. En una u otra forma, la mayoría de los libros de la Biblia tratan con temas relacionados con el fin de los tiempos; pero algunos tienen mayor énfasis escatológico que otros, entre ellos Daniel, Ezequiel, Isaías, Joel, Zacarías, Mateo, Marcos, Lucas, 2 Tesalonicenses, y desde luego, Apocalipsis. (vea Amilenarismo y Premilenarismo).

Escrituras. El término es un sinónimo de la Biblia; por tanto, se refiere, en sentido cristiano, al conjunto de los 39 libros del A.T. y los 27 libros del N.T. Cada uno de ellos es inspirado, libre de error, y completamente exacto en los temas que trata. La Biblia completa, aunque escrita por muchos autores humanos a lo largo de centurias, es completamente coherente y armónica en todas sus enseñanzas; esto se debe a que toda la Biblia fue inspirada por Dios (2 Tim. 3:16).

Espíritu Santo. El Espíritu Santo es la tercera Persona del Dios Trino. Es absolutamente Dios. Es llamado Dios (Hech 5:3-4), tiene voluntad (1 Cor 12:11) y conoce todas las cosas (Juan 14:17), aún los más profundos misterios de Dios, los cuales revela a los creyentes (1 Cor 2:10-16). El Espíritu Santo no es una simple "fuerza" o un "poder", como erróneamente enseñan los Testigos de Jehová. Es vivo, plena , completamente divino. Se lo llama el Espíritu de Dios (Gén. 1:2), el Espíritu Santo (Sal. 51:11), el Ayudador (Juan 14:16,26), y el Espíritu eterno (Heb. 9:14). Conoce todas las cosas (1 Cor. 2:10,11), es todopoderoso (Luc. 1:35), y está en todas partes (Sal. 139:7-13). Vea Trinidad y Espíritu Santo.

Evangelio. El término es una transliteración del griego euaggelion , que significa "buena noticia". Es la buena noticia del perdón de los pecados y la reconciliación con Dios a través de Jesucristo. Pablo da la siguiente descripción en 1 Corintios 15:1-4: "Además os declaro, hermanos, el evangelio que os he predicado, el cual también recibisteis, en el cual también perseveráis; por el cual, asimismo, si retenéis la palabra que os he predicado, sois salvos, si no creísteis en vano. Primeramente os he enseñado lo que asimismo recibí: Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; que fue sepultado y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras..."
El Evangelio proviene de Dios(Gál. 1:10-12), es el poder de Dios para salvación de todo el que cree (Rom. 1:16), es un misterio ahora revelado (Efe. 6:19), y es una fuente de esperanza (Col. 1:23), fe (Hech. 15:7), vida (1 Cor. 4:15), y paz (Efe. 6:15).

Eutiquianismo. La doctrina errónea de Eutiques ( 378-454) abad de un monasterio en Constantinopla. Es similar al monofisistismo. Sostiene que las naturalezas divina y humana de Jesucristo estaban de tal manera imbricadas ?en cierto sentido confundidas entre sí- hasta hacerse indistinguibles. Como resultado, Cristo no sería verdaderamente capaz de relacionarse e identificarse plenamente con nosotros; no sería verdadera y plenamente divino ni humano. Por tanto, sería incapaz de actuar como el perfecto mediador entre Dios y el hombre, o de expiar realmente por nuestros pecados. (vea también Unión hipostática, que es la doctrina correcta sobre las dos naturalezas de Jesús, y los errores sobre las dichas naturalezas del Nestorianismo y del Monofisismo).
Evolución. La palabra viene del latín evolvere, desarrollarse, y básicamente se refiere a cualquier proceso de cambio en el tiempo. En sentido biológico, se refiere a una teoría que propone un mecanismo para la diversificación de la vida, a partir de organismos unicelulares, mediante un proceso impulsado por una combinación de cambios genéticos al azar y la selección mediante procesos naturales de los cambios más favorables para la supervivencia y la reproducción de cada especie, a lo largo de miles de millones de años. En esta forma, a veces llamada "de la supervivencia de los más aptos" fue propuesta por Charles Darwin en su obra El origen de las especies (1859). Aunque Darwin no se ocupó seriamente del problema del origen de la vida (sino de sus transformaciones), sus defensores modernos generalmente sostienen que los primeros organismos vivos se originaron a partir de materiales inorgánicos por procesos desconocidos.
Las Escrituras no hablan del origen de la vida como un proceso evolutivo, sino que parecen negar la teoría al afirmar que Dios creó todas las cosas (Gén. 1). Para más información, vea Evolución.
Expiación. Es la cancelación del pecado. La expiación y la propiciación son similares, pero la expiación carece de la connotación de tratar con la ira de Dios, de aplacarla a través de un sacrificio. En general, la propiciación es más amplia: cancela el pecado y aplaca la justa ira de Dios. La expiación es solamente la cancelación del pecado. Jesús fue nuestra propiciación (1 Juan 2:2; 4:10 - "propiciación" en Reina-Valera y Biblia de las Américas; "sacrificio por nuestros pecados" en la Nueva Versión Internacional) .
Fe. La palabra fe (gr. pisteuo, creer, confiar) se utiliza en la Biblia con dos sentidos principales. En el primero, es sinónimo de confianza firme: "Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve" (Heb. 11:1). Como tal, es un don de Dios (Rom. 12:3) y viene por el oír la Palabra de Dios (Rom. 10:17). La fe es el medio por el cual la gracia de Dios es otorgada al creyente que confía en la obra de Jesús en la cruz (Efe. 2:8). Sin fe es imposible agradar a Dios (Heb. 11:6). Es por fe que vivimos nuestra vida de cristianos, "El justo vivirá por la fe" (Hab. 2:4; Rom. 1:17). En el segundo sentido, fe es sinónimo de doctrina, o conjunto de verdades históricas y conceptuales que configuran la fe cristiana: "me ha sido necesario escribiros para exhortaros a que contendáis ardientemente por la fe que ha sido dada una vez a los santos" (Jud. 3).

Glorificación. Es un estado de suma exaltación y perfección. Jesús resucitó con un cuerpo glorioso. Los creyentes difuntos serán glorificados en la resurrección, y al mismo tiempo los creyentes que estén aún vivos cuando el Señor vuelva serán instantáneamente glorificados (1 Tes 4:13-17; 1 Cor 15: 35-54).. Los creyentes glorificados poseerán un cuerpo incorruptible, y ya no tendrán naturaleza pecaminosa, necesidad de comer o beber, ni estarán sujetos a la muerte (Rom. 8:30).

Gracia. La gracia puede definirse como el favor inmerecido, aquello que se otorga sin mérito por parte del que lo recibe. La gracia de Dios es Su libre acción para beneficio de toda la creación en general (gracia común o providencia) y de los creyentes para la salvación (gracia especial o salvífica). Se distingue de la Justicia y de la Misericordia. La justicia consiste en recibir lo que se merece; la misericordia, en no recibir lo que se merece. Por medio de la gracia salvífica recibimos la vida eterna, algo que obviamente no merecemos. Pero debido al amor y la ternura de Dios manifestadas en Jesús crucificado, recibimos la gran bendición de nuestra redención.
La gracia es el Gran Regalo Aportado por Cristo e Inmerecidamente Apropiado por nosotros. La gracia salvífica no requiere, y de hecho descarta, todo mérito humano. Es debida a Dios y dada por El, debido a quién es El, y no a quienes somos nosotros. Es el medio de nuestra salvación (Efe. 2:8-9). Ya no estamos bajo la Ley, sino bajo la gracia de Dios (Rom. 6:14). Vea también Hech. 15:11; Rom. 5:2,15-20; 2 Cor. 9:8;12:9.

Gracia común. Esta expresión se refiere a la gracia de Dios dada a la creación en su conjunto. Dios aún permite que el sol brille sobre todos, salvos y no salvos. El los alimenta, les permite trabajar y tener gozo. Es esta gracia común de Dios lo que "restringe" la ira de Dios por ahora. Se contrapone a la "gracia especial", por la cual Dios otorga a los creyentes la salvación.

H-N
Herejía. Es una falsa enseñanza concerniente a la fe, una posición doctrinal que se aparta de la verdad revelada en la Biblia. El término proviene de una palabra griega que significa "elegir": El hereje "elige" qué partes de la Biblia va a creer y cuáles va a rechazar. Se nos advierte en contra de la herejía en Hech. 20:29-32 y Fil. 3:2, entre otros textos. Existen históricamente numerosas herejías; algunas de las más importantes son la de negar la divinidad de Jesucristo y la naturaleza personal del Espíritu Santo (por ejemplo, los Testigos de Jehová, los cristadelfos, el Camino Internacional); la de afirmar que los hombres pueden llegar a ser dioses y que existe más de un Dios (mormonismo), que Jesús perdió su divinidad en el infierno y terminó allí su obra de expiación (Movimiento de Fe), y que la salvación exige buenas obras (todas las sectas).

Hijo de Dios. Es un título de Jesús. Implica su divinidad (Juan 5:18) porque el título lo pone en pie de igualdad con Dios. En el A.T. se aplicaba figurativamente a Israel (Exo. 4:22). En el N.T. se aplica plenamente a Jesucristo (Luc. 1:35). Tiene muchas facetas; por ejemplo, muestra que Jesús debe ser honrado como se honra al Padre (Juan 5:22-23), debe ser adorado (Mat. 2:2,11;14:33;28;9; Juan 9:35-38; Heb. 1:6); llamado "Dios" (Juan 20:28; Heb. 1:8) y se le debe orar (Hech. 7:55-60; 1 Cor. 1:1-2).

Hombre. El hombre es una creación de Dios, hecha a Su imagen y semejanza; por lo tanto, el hombre refleja algo del carácter de Su creador. El primer hombre, Adán, y la primera mujer, Eva, fueron hechos a la imagen de Dios (Gén. 1:26-27), y puestos en el Jardín del Edén con el propósito de que gozasen de comunión con Dios y que cumpliesen el plan de Dios para la creación. "Los bendijo Dios y les dijo: "Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra y sometedla; ejerced potestad sobre los peces del mar, las aves de los cielos, y todas las bestias que se mueven sobre la tierra"." (Gén 1:28). Cuando Adán y Eva pecaron, toda la humanidad cayó con ellos (Rom. 5:12-21). Adán representaba federativamente a toda la humanidad: "...en Adán todos mueren..." (1 Cor. 15:22). Como resultado de la desobediencia de Adán, vino la condenación para todos los hombres (Rom. 5:18). Por tanto, somos por naturaleza "hijos de ira", es decir, estamos expuestos al justo juicio de Dios (Efe. 2:3). Naturalmente no buscamos a Dios (Rom. 3:11) ni podemos comprender las cosas espirituales de Dios (1 Cor. 2:14). Ya que esta es la condición del hombre en su estado natural, es imposible que alcancemos la salvación por nosotros mismos (Mat. 19:26). Es por esta causa que necesitamos imprescindiblemente el don gratuito de la salvación (Rom. 6:23) que Dios otorga a los creyentes a través de la fe en la persona de Jesús y Su sacrificio en la cruz.

Humildad. La actitud del cristiano que nos enseña a que cada uno "no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura..." (Rom. 12:3). La humildad nos enseña a preferir a otros antes que a nosotros mismos (Rom. 12:10). Implica conocer nuestra verdadera posición ante Dios. No es rebajarse abyectamente ni negar las propias capacidades. Santiago dice que "Dios resiste a los soberbios y da gracia a los humildes" (Sant. 4:6; vea Prov. 3:34; 1 Ped 5:5). La humildad es imprescindible para ser un real discípulo de Jesús (Mat. 18:3-4). El mayor ejemplo de humildad es nuestro Señor Jesucristo (Juan 13:1-5). Por ello El es el supremo modelo de humildad, que debe ser imitado por los creyentes: "Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús: El, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a qué aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomó la forma de siervo, y se hizo semejante a los hombres. Más aún, hallándose en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz." (Fil. 2:5-8).
Idolo, Idolatría. Un ídolo es una representación de algo en los cielos o en la tierra, hecha con el propósito de rendirle culto. Los ídolos son una cosa abominable para Dios (Exo. 20:4; 2 Rey. 21:11; 2 Cor. 6:16). La idolatría consiste en honrar a las criaturas en lugar de al Creador, postrarse ante los ídolos en adoración, plegaria o veneración. En sentido amplio, según la Biblia la idolatría no requiere una imagen material ni un sistema religioso desarrollado. Puede ser cualquier cosa que toma el lugar que le pertenece sólo a Dios; así, Pablo llama "idolatría" a los malos deseos y a la codicia (Col. 3:5). Es denunciada y prohibida por Dios en los Diez mandamientos, y considerada una forma de adulterio o fornicación espiritual. Los idólatras serán condenados al castigo eterno (Apoc. 21:8; 22:15). Cuando nos convertimos por la fe en Jesucristo, pasamos de adorar ídolos a adorar a Dios (1 Tes. 1:9).

Iglesia. La palabra procede del griego ekklesia, que equivale al hebreo qahal, y significa asamblea, congregación de los que han sido llamados. El término se emplea en dos sentidos, a saber, la iglesia visible y la iglesia invisible. La primera está compuesta por todos cuantos dicen ser cristianos y se congregan. La iglesia invisible es el verdadero cuerpo de creyentes, aquellos que son verdaderamente salvos; ningún hombre puede ver en los corazones para distinguir entre unos y otros, por tanto la composición de la iglesia invisible sólo es conocida por Dios.
La verdadera Iglesia de Dios no es una organización terrenal con gente y edificios, sino una entidad sobrenatural integrada por aquellos que han sido salvados por Jesús. La Iglesia verdadera abarca todo el período de la existencia del hombre sobre la tierra, y a toda la gente que ha sido llamada a ella. Nos hacemos miembros de la iglesia, el cuerpo de Cristo, por la fe (Hechos 2:41). Somos edificados por la Palabra de Dios (Efe. 4:15,16), disciplinados por Dios (Mat. 18:15-17), unificados en Cristo (Gál. 3:28), y santificados por el Espíritu (Efe. 5:26,27).
Imputar, Imputación. Imputar es el acto de atribuirle a alguien la bendición, maldición, deuda o pago de otro. El pecado de Adán, como cabeza de la raza humana, es imputado a todo hombre (Rom. 5:12-21). Por esta razón, todos somos culpables ante Dios. Por otra parte, nuestros pecados le fueron imputados a Jesús en la cruz, cuando El "se hizo pecado" en nuestro favor (2 Cor. 5:21) y cargó con ellos en Su muerte (Isa. 53:4-6). Esta es la base del perdón de nuestros pecados y de nuestra salvación. Cristo es así la cabeza de la nueva humanidad redimida (Rom. 5: 12-21; 2 Cor 5:17-21). Entender el concepto de imputación es fundamental, ya que se encuentra tanto en la base de nuestra condenación en Adán, como de nuestra salvación en Cristo. Nuestros pecados le fueron "cargados" a Jesús. Cuando El murió, en cierto sentido nuestros pecados, y nuestra deuda pendiente con Dios, fueron cancelados, "murieron" con El. La justicia que mostró a través de Su perfecta obediencia al Padre, demostrada en su perfecto cumplimiento de la Ley es ahora imputada, "cargada" en nuestro favor (Rom. 10:4, 9-10). En resumen, nuestros pecados le fueron dados (imputados) a Jesús, y Su justicia nos fue dada (imputada) a nosotros. De ninguna otra forma hubiésemos podido ser salvos (Hech. 4:12).

Infierno. El infierno es el lugar del futuro castigo eterno de los condenados, incluyendo a Satanás y sus ángeles caídos. Hay varias palabras que suelen traducirse "infierno" en la Biblia: Hades, un término griego, es la morada de los muertos que comprende el estado intermedio, entre la muerte y la resurrección (vea Mat. 11:23; 16:18; Hechos 11:27; 1 Cor. 15:55; Apoc. 1:18, 6:8). Corresponde aproximadamente al hebreo Sheol , el lugar de los muertos (no la tumba, que corresponde al hebreo keber y al griego mnema). A esta morada intermedia van tanto justos (Salmo 16:10, 30:3; Isa 38:10) como impíos (Núm. 16:33; Job 24:19; Salmo 9:17). Gehenna , palabra griega que corresponde al hebreo ge-hinnom, "valle de Hinom" (Jos. 15:8). Era un lugar donde antaño se hacían sacrificios de niños y otras cosas abominables. Asimismo, también fue una fosa común donde los cuerpos eran arrojados y quemados (2 Rey. 23:13,14). Posteriormente se empleó para designar el lugar de eterno castigo; Jesús mismo la usó en este sentido (Mat. 5:22,29,30; Mar 9:43; Luc. 12:5). Normalmente se traduce "infierno", y en Mat 5:22 el Señor lo llama "infierno de fuego" (gehenna tou pyros). El infierno es un lugar de fuego eterno (Mat. 25:41; Apoc. 19:20). Fue originalmente preparado para el diablo y sus ángeles (Mat 25:41). Será, efectivamente, la morada eterna de los ángeles rebeldes (2 Ped. 2:4), pero también de todo hombre que rehúse arrepentirse y reconciliarse con Dios por medio de Cristo (Apoc. 20:15; 21:8). Esto ocurrirá en el juicio final, donde asimismo la muerte y el Hades serán abolidos (Apoc. 20:14). Algunos cristianos y muchos sectarios (por ejemplo, los Testigos de Jehová) rechazan la noción de un lugar de castigo eterno; hay que recordarles que, según la Biblia, quien más habló del tema de la condenación eterna fue nuestro Señor Jesucristo mismo; si no aceptamos creer lo que nos advierte sobre este asunto, ?cómo podemos tomar seriamente el resto de su enseñanza?
Inmutabilidad. Es el atributo de permanecer esencialmente igual en naturaleza, que es propio de Dios. El mismo dijo de Sí en Exodo 3:14, "Yo SOY el que SOY", dando a entender Su inmutabilidad y soberanía. El no cambia, ni puede cambiar Su carácter moral, Su amor, Su santidad, Su misericordia, Su justicia, Su omnipotencia, Su omnisciencia, Su omnipresencia ni ningún otro atributo esencial de Su ser (Sant. 1:17). El mismo atributo es compartido por la Trinidad, Padre (Sant. 1:17), Hijo (Heb. 13:8) y Espíritu Santo (Heb. 9:14).
La inmutabilidad no significa que Dios no pueda variar en otros sentidos. La encarnación de Jesús es un ejemplo de cambio (Juan 1:14; Gál. 4:4) . Asimismo, la actitud de Dios con respecto a una persona cambia cuando ésta llega a ser un cristiano, ya que en Cristo es quitada la enemistad entre Dios y el hombre (Rom. 5:10).
Nótese que el mormonismo niega la inmutabilidad de Dios, ya que afirma que Dios no siempre fue lo que ahora es, sino que antes fue un humano de otro planeta que, a través de un proceso evolutivo, llegó a ser Dios (vea, por ejemplo, vea Mormon Doctrine, por Bruce McConkie, p. 321.).
Inspiración. Es la acción por la cual Dios guió a los autores humanos de la Biblia; la doctrina de la inspiración establece que la redacción de las Escrituras se realizó bajo la influencia directa de Dios. Esto no significa negar el estilo propio de cada autor humano y de cada libro de la Biblia. Dios no anuló la personalidad de Sus siervos, sino que más bien la empleó para Su propósito de revelarse a Sí mismo a través de la obra de ellos. En consecuencia, la Biblia está libre de errores y presenta con exactitud y autoridad la enseñanza de Dios (2 Tim 3:16). Como tal, es una revelación que proporciona, de la fuente suprema que es Dios mismo, un conocimiento adecuado de Dios, la creación, el hombre, la salvación y el futuro. Nos muestra el plan de salvación a través de Jesucristo, y el hecho de que no podemos salvarnos sino por El.
El argumento más fuerte a favor de la inspiración divina de la Biblia proviene del examen de las profecías del A.T. concernientes a Jesús y cumplidas en el N.T. (Luc. 24:27-45). Debido a que la Biblia es inspirada, sus palabras son inquebrantables y verdaderas (Juan 10: 34-36), eternas (Mat. 24:35; 1 Ped 1: 22-25), enteramente confiables (Salmo 119:160), vivas y capaces de penetrar el corazón del hombre (Heb. 4:12). Por esta razón, la inspirada Palabra de Dios realizará todo lo que El se ha propuesto (Isa. 55:11).
Ira. Biblicamente, es el juicio divino sobre el pecado y los pecadores. No significa meramente una actitud impulsiva de Dios ante la impiedad, sino que connota el odio, la repulsión, y la indignación de Dios ante el mal. Dios es amor por naturaleza (1 Juan 4:16); no obstante, en Su justicia debe castigar el pecado. La ejecución de este castigo es llamada la ira de Dios. Se manifestará en su temible plenitud en el final Día del Juicio, cuando aquellos que hayan rechazado la salvación serán enviados al lago de fuego para su eterno castigo (Mat. 25:31-46; Apoc. 20:11-15). Además, está presentemente manifestada en menor medida contra los inicuos (Rom. 1:18-32) en el endurecimiento de sus corazones.
La ira se describe como la furia de Dios (Núm. 32:10-13), como siendo acumulada (Rom. 2:5-8), y como muy grande (Zac. 7:12). La liberación del creyente de la ira de Dios es a través de la expiación de Cristo (Rom. 5:8-10). "Dios no nos ha dispuesto para ira, sino para alcanzar salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo" (1 Tes. 5:9).
Jesús.  Jesús es la persona de mayor influencia en la historia humana. Mucho se ha escrito de El, pero la fuente de información primaria y más confiable es la sagrada Escritura. Según los datos de los Evangelios, nació en Belén de Judea. La fecha probable es entre el año 7 y el 4 a.C., ya que ocurrió antes de la muerte de Herodes el grande. Creció en Nazaret de Galilea. Cuando tenía alrededor de 30 años (Luc 3:1) fue bautizado por Juan el Bautista. Llamó a doce discípulos y durante algo más de tres años predicó la venida del Reino de Dios, realizando muchos milagros que demostraban que El era quien decía ser, el Mesías o Ungido de Dios. Traicionado por uno de sus discípulos, fue acusado falsamente de blasfemia y crucificado durante el tiempo que Poncio Pilatos era procurador de Judea. Resucitó al tercer día, y se presentó a Sus discípulos, instruyéndoles por 40 días sobre el reino de Dios y las Escrituras, y encomendándoles predicar el Evangelio por toda la tierra. Luego de esto, ascendió a los cielos, desde donde ha de volver para juzgar a vivos y a muertos (Mat 28:16-20; Hech 1:1-11).
La Biblia trata de Jesús (Luc. 24:27,44; Juan 5:39; Heb. 10:7). Los profetas profetizaron acerca de El (Hech. 10:43). Juan el Bautista dio testimonio de El (Juan 1:26). El Padre dio testimonio de El (Juan 5:37, 8:18). El Espíritu Santo dio testimonio de El (Juan 15:26). Las obras que Jesús realizó dieron testimonio de El (Juan 5:36, 10:25). Las multitudes dieron testimonio de El (Juan 12:17). Sus discípulos dieron testimonio de El (Hech. 5: 31; Apoc. 1:2).Y, finalmente, Jesús dio testimonio de Sí mismo (Juan 14:6, 18:6).
Jesús es Dios en la carne (Juan 1:1, 14). El es plenamente Dios y plenamente hombre (Col. 2:9); por tanto, tiene dos naturalezas: la de Dios y la de hombre. No es mitad Dios y mitad hombre. Jesús es 100 % Dios y 100 % hombre. Nunca perdió Su divinidad. Existió siempre en forma de Dios y, cuando se hizo hombre, añadió a Sí la naturaleza humana

(Fil. 2:5-11). Por tanto, en Jesucristo se halla la "unión en una persona de una plena naturaleza humana y una plena naturaleza divina".
 Ahora mismo en el cielo hay un hombre, Jes{us, que es el Mediador entre Dios el Padre y nosotros (1 Tim. 2:5). El es nuestro Abogado ante el Padre (1 Juan 2:1). El es nuestro Salvador (Tito 2:13). El es nuestro Señor (Rom. 10:9-10). Jesús no es, como enseñan ciertas sectas, un ángel que se tornó humano (Testigos de Jehová), o el hermano bueno de Satanás (Mormonismo). Es completamente Dios y completamente hombre, el Creador, el Redentor. El es Jesús, el Cristo de Dios.
Juicio. La palabra juicio (griego krima) se refiere al acto de evaluar las acciones de alguien; por extensión se refiere asimismo al castigo o condena resultante de dicho acto. Existen varios juicios mencionados en el N.T.: El juicio de los pecados del creyente (Juan 5:24), el juicio de la persona del creyente (1 Cor. 11:31,32), el juicio de las obras del creyente (2 Cor. 5:10), el juicio de las naciones (Mat. 25:31-46), y el juicio universal (Apoc. 20:11-15). Probablemente estos dos últimos sean un mismo juicio.
No hay juicio para el cristiano con respecto a su salvación (Rom. 8:1). Fuimos juzgados en Cristo, en la cruz, hace casi 2000 años. Sin embargo, como cristianos seremos juzgados según nuestras obras (1 Cor 3: 10-15; 2 Cor. 5:10), muy posiblemente con grados variables de recompensa. Sin embargo, cabe reiterar que este juicio de nuestras obras no afecta el hecho ya consumado de nuestra salvación.

Justificar, Justificación. Ser justificado es ser hecho o considerado justo. Desde el punto de vista teológico, es un acto divino, por el cual Dios declara al pecador inocente de sus pecados; no que lo sea ahora, sino que es "declarado" o considerado como inocente. Esta justificación no es, sin embargo, arbitraria, ya que se basa en el sacrificio de Jesús, en su sangre derramada: "...siendo ahora justificados por Su sangre..." (Rom. 5:9). Cuando Dios ve al cristiano, lo observa a través del sacrificio de Cristo y lo "ve" como si no tuviese pecado. Esta declaración de inocencia no es gratuita, ya que exige la satisfacción completa de la Ley de Dios: "...sin derramamiento de sangre no hay remisión" (Heb. 9:22). Por el sacrificio de Jesús, "por la justicia de uno vino a todos los hombres la justificación que produce vida" (Rom. 5:18). En la justificación la justicia de Dios cae sobre Sí mismo, sobre Jesús, que de este modo ganó a la iglesia "por su propia sangre" (Hech. 20:28). Así podemos recibir misericordia y no ser condenados por nuestros propios pecados. También la gracia de Dios es derramada sobre nosotros: recibimos vida eterna. Esta justificación es un don de la gracia (Rom. 3:24), por fe (Rom. 3:28) debido a que Jesús cargó con nuestras culpas (Isa. 53:12).

Justo, Justicia. La justicia consiste en hacer lo correcto, y en un contexto legal en dar las debidas recompensas o castigos. Es justo, pues, que cada uno reciba lo que merece. Dios es misericordioso, pero también es justo (Deut. 32:4, recto) y debe castigar el pecado. Merced a la gracia de Dios, la justicia cayó sobre Su Hijo, de modo que la misericordia nos beneficiase a nosotros, los que creemos en Cristo; véase Imputación. Vea también Prov. 8:15; Gén. 18:19; Heb. 10:38).

Kenosis. La palabra kenosis corresponde a un término griego que significa "vaciamiento". Es una enseñanza concerniente a la encarnación de Jesús que intenta resolver algunas paradojas que se plantean por la existencia de las naturalezas divina y humana en Jesús. Por ejemplo, "cómo puede un Dios omnisciente tornarse un bebé? O "cómo puede Dios ser tentado a pecar? Según la enseñanza de la kenosis, cuando Dios se encarnó se privó voluntariamente a Sí mismo de algunos de Sus atributos divinos, se "vació" de ellos (de aquí el nombre). En cierto sentido, pretende resolver el problema enseñando que en la encarnación, tenemos a "Dios menos algo", privándose de algunos atributos para poder llegar a ser un hombre; por otra parte, la doctrina ortodoxa de la Unión hipostática enseña que allí tenemos a "Dios más algo", es decir, añadiendo una naturaleza humana sin quitarse nada de la divina. La kenosis , pues, rebaja el hecho de la verdadera encarnación al arrojar dudas sobre la completa presencia de la plenitud de Dios habitando en la persona de Jesús, en medio de los hombres. Compare con Unión hipostática.

Ley. La Ley es el conjunto de instrucciones de Dios concernientes al correcto comportamiento moral, social y religioso de Su pueblo, que se encuentra en los primeros cinco libros de la Biblia (la "Ley de Moisés" o Pentateuco). La Ley es la reflexión misma de la naturaleza de Dios, porque en ella Dios habla de la abundancia de Su corazón. Por tanto, ya que Dios es puro, la Ley lo es; como Dios es santo, la Ley es santa. Consiste en los Diez mandamientos (Exo. 20), reglas para la vida social (por ejemplo, Exo- 21:1-23:33) y para la adoración a Dios (por ejemplo, Exo. 25:1- 31:8). Por medio de la entrega de la Ley, expresión de la voluntad de Dios, se sancionó un Pacto de obras entre Dios y el hombre. A pesar de su perfección, la Ley era ?y es- incapaz de salvar y otorgarnos eterna comunión con Dios por la incapacidad del hombre para cumplirla. La Ley es un amo difícil, pues requiere que mantengamos normas perfectas de conducta moral. Cuando fallamos ?lo cual es inevitable- la Ley produce condenación. Para ser reo de esta condena de muerte basta con que no cumplamos uno solo de sus preceptos: "porque cualquiera que guarde toda la Ley, pero ofenda en un punto, se hace culpable de todos" (Sant. 2:10).
Por esta razón, la Ley no perfeccionó nada (Heb. 7:19). Ha sido sólo un guía para mostrarnos nuestra necesidad de gracia, que hallamos en Jesús y el regalo gratuito de la salvación que recibimos a través de El (Gál. 3:24). Vea también La Ley y el Evangelio.
Misericordia. La misericordia es la disposición a no ejecutar la justicia cuando ésta es punitiva, el acto de condonar un merecido castigo. Debido a nuestra pecaminosidad merecemos la muerte y eterna separación de Dios (Rom. 6:23; Isa. 59:2), pero el mismo Dios proveyó la expiación por nuestro pecado, y de esa manera nos mostró Su misericordia. Es decir que Dios no entrega al cristiano a la consecuencia natural del pecado de éste, la cual es la condenación. Es por la misericordia de Dios que Cristo "se hizo pecado" en nuestro favor (2 Cor. 5:21) y cargó sobre Sí el castigo que merecíamos (Isa. 53:4-5). De este modo, nos salvó de la condenación (Compare with Justicia y Gracia).
Dios nos salvó según Su misericordia (Tito 3:5) y se nos llama a practicar nosotros mismos la misericordia, como un don de Dios (Rom. 12:8). "Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro" (Heb. 4:16).
Monergismo. Palabra que proviene del griego monos, uno y ergon , obra, acción, logro. Teológicamente se refiere a la doctrina de que es Dios solo el que salva. En este sentido se opone al sinergismo (del griego syn, con y ergon) que enseña que Dios y el hombre deben obrar conjuntamente para la salvación. Las sectas son sinergistas; el cristianismo es monergista.
Monofisismo. El monofisismo (del griego monos, uno y physis, naturaleza) es un error concerniente a las dos naturalezas de Jesús (vea Unión hipostática). Según el monofisismo, en Jesús las dos naturalezas están combinadas en una sola; como consecuencia, surge el problema de que en Jesús ni Dios ni el hombre estarían plenamente representados, ya que El sería un ser con una naturaleza mixta, incompleta en cuanto a la divinidad y en cuanto a la humanidad (otros errores concernientes a las naturalezas de Jesucristo, son el Nestorianism y el Eutiquianismo)
Monolatría. Del griego monos, uno, y latreia, adoración; a veces se lo llama henoteísmo.. La creencia de que existe más de un Dios, pero que hay que servir y adorar solamente a uno. Por tanto, la monolatría es una variante del politeísmo, pues básicamente cree en muchos dioses. Como tal, es una falsa enseñanza que la Biblia rechaza de plano; vea Deut 6:4; Isa. 43:10; 44:6-8; 45:5-6.
El mormonismo es un ejemplo excelente de un grupo monolátrico contemporáneo. Enseña la existencia de muchos Dioses en muchos mundos, mientras que adora sólo al Dios de este planeta.
Monoteísmo. Del griego monos, uno y theos, Dios. La creencia de que existió, existe y existirá un único Dios en todo el universo. No hubo dios alguno antes que El, ni lo habrá después de El. La Biblia enseña claramente el monoteísmo: Deut. 6:4; Isa 43:10; 44: 6-8, 45:5,14,18, 21-22; 46:9; 47:8, etc.

Muerte. La palabra "muerte" se emplea de dos maneras principales en la Biblia. Primero, se usa para describir la cesación de la vida física. Segundo, se emplea con referencia a los perdidos. En este sentido, significa su separación eterna de Dios como resultado del pecado (Isa 59:2), en un estado consciente de maldición sin esperanza de liberación (1 Tes. 4:13; Apoc. 20:10,14,15).
La muerte no es natural para el ser humano. Cuando Dios creó a Adán y Eva, la muerte no era parte del orden creado. No fue sino hasta que ellos pecaron que la muerte entró en escena (Rom. 5:12; 6:23). La muerte será destruida cuando Cristo regrese y los creyentes reciban sus cuerpos resucitados.
Nacimiento virginal de Jesús. El nacimiento virginal de Jesús, tal como aparece en la Biblia, fue un nacimiento en carne humana, de una madre humana normal quien era una virgen en el más estricto sentido de la palabra. Esto significa que Jesús no sólo no tuvo un padre humano, sino que no tuvo lugar ningún coito, de ningún tipo, natural o sobrenatural. El nacimiento virginal fue un milagro especial hecho por la tercera Persona de la Trinidad, por medio del cual la segunda persona de la Trinidad, el Hijo eterno de Dios, tomó así mismo una naturaleza humana completa y genuína, y nació como un hombre, no renunciando en absoluto a su total naturaleza divina.
El tipo de milagro se hace claro por el hecho de que ninguna rama de la iglesia cristiana, ningún sector o herejía dentro del movimiento histórico cristiano ha considerado alguna vez al Espíritu Santo como el Padre de Jesús. La afirmación de que la frase escritural "Hijo de Dios" nunca alude al nacimiento virginal es discutible. Véase Lucas 1:35. Sin embargo, aun aquí las palabras "Hijo de Dios" no necesitan basarse en el nacimiento virginal. Es razonable parafrasearlas de la siguiente manera: "A causa de la sombra protectora de] Espíritu Santo y el poder de lo alto, el niño cuando nazca será llamado santo. El es el "Hijo [eterno] de Dios." Pero de cualquier modo que uno pueda interpretar éste y otros pasajes, es claro que Jesús es presentado como el Hijo de Dios, primeramente a causa de su relación eternamente pre-existente con el Padre, y no principalmente, si es que no es así, a causa del nacimiento virginal.
Naturaleza Divina. El único uso bíblico de esta frase esta en 2 P. 1.4, "llegásteis a ser participantes de la naturaleza divina (theias koinónoi physeós)"; y en este caso la referencia es a nuestra participación más bien que a la naturaleza divina como tal.
Cuando se aplica a Dios, la frase obviamente habla del ser intrínseco de Dios en toda la plenitud de sus perfecciones. Si se le contrasta con la naturaleza humana, la divina es autoexistente, libre, creativa, eternal, simple, omnipresente, omnisciente, constante, la suma de la sabiduría, justicia y amor.
En el caso de Dios el Hijo, tiene una referencia más específica a la deidad unida con la humanidad en la única persona de Jesucristo. Pero ésta es nada más que una aplicación particular de un solo sentido. En virtud de su divinidad, Jesucristo goza en el sentido más pleno y estricto del ser y los atributos de la naturaleza divina; aunque en su encarnación también asumió la esencia y los atributos de la naturaleza humana. De esta forma tenemos la formulación común-una persona y dos naturalezas, o dos naturalezas en una sola persona.
Es a la luz de la naturaleza divina de Jesucristo que debemos entender nuestra participación en la naturaleza divina. Esto no significa deificación, sino una incorporación en Jesucristo por medio del Espíritu Santo.

Nestorianismo. Es una herejía que lleva el nombre de Nestorio (hereje sirio, muerto en 451; fue patriarca de Constantinopla). Afirma que las dos naturalezas de Cristo, la divina y la humana, estaban tan separadas entre sí que no había contacto alguno entre ellas; en otras palabras, en Jesucristo coexistían dos personas, una divina y otra humana. Una consecuencia de este error es que sería inadecuado adorar a Jesús en tanto hombre. El nestorianismo fue condenado por el Concilio de Efeso, tercero ecuménico (431).

O-R
Ocultismo. El ocultismo (de "oculto") pretende emplear para el provecho propio fuerzas que están escondidas del común de los hombres pero que pueden ser utilizadas si se sabe cómo. Involucra prácticas condenadas por Dios, como la astrología (Isa. 47:13), el hacer maleficios (Deut. 18:11), la consulta de espíritus (Deut. 18:11), la magia (Gén. 41:8), la hechicería (Exo. 22:8), la brujería (Deut. 18:10), y el espiritismo (Deut. 18:11).
Las prácticas ocultas como el empleo de tablas "Ouija", la adivinación por naipes de Tarot, los horóscopos, y las sesiones espiritistas deben ser completamente evitadas por los cristianos, pues además de ser peligrosas para la salud mental y espiritual, son una abominación ante Dios. Por el contrario, el rechazo abierto de tales cosas es una manifestación de una conversión sincera a la Palabra del Señor (Hech. 19:18-20).
Omnipotencia. La omnipotencia es un atributo exclusivo de Dios, que es llamado muchas veces "el Ominpotente" . Es la cualidad de tener todo poder (Salmo 115:3). Dios puede hacer todas las cosas: "para Dios todo es posible" (Mat. 19:26). Existen, sin embargo, limitaciones a esta definición. La primera es que la omnipotencia no significa que Dios pueda hacer algo contrario a Su naturaleza perfecta: no puede faltar a su palabra, no puede mentir, no puede ser injusto, no puede ser despiadado, etc. La segunda es que la omnipotencia tampoco significa que Dios pueda hacer cosas intrínseca o lógicamente imposibles, como en la vieja pregunta "?puede Dios hacer una roca tan grande que El mismo no pueda luego moverla?". En este sentido, Dios no puede hacer cuadrados de tres lados, solteros casados o cosas semejantes.
Omnipresencia. La omnipresencia es un atributo exclusivo de Dios. Es la cualidad de estar presente en todas partes, todo el tiempo (Jer. 23:23,24). Dios no está limitado ni por el espacio ni por el tiempo, que son creaciones suyas. La omnipresencia no significa que la naturaleza sea una parte de Dios o sea Dios y por tanto digna de adoración. La Creación es una hechura de Dios y diferente de Su ser, pero no independiente de El.
Omnisciencia. La omnisciencia es otro atributo exclusivo de Dios. Es la cualidad de tener todo el conocimiento (Isa. 40:14). Dios sabe todo, lo que fue, lo que es y lo que será. Los atributos de omnisciencia, omnipotencia y omnipresencia representan al naturaleza de Dios con respecto a Su relación con el orden que El creó.

Oración. La oración es tanto un privilegio como un deber cristiano, a través de la cual, mediante la intercesión del Espíritu Santo (Rom. 8:26) nos comunicamos con Dios. Es la forma en que presentamos nuestra confesión (1 Juan 1:9), pedidos (1 Tim. 2:1-3), intercesiones (Sant. 5:15), acciones de gracias (Fil. 4:6), etc., a nuestro santo Dios. Se nos manda orar (1 Tes. 5:17).
Algunos requisitos personales para la oración son un corazón puro (Salmo 66:18), fe en Cristo (Juan 14:13), y orar conforme a la voluntad de Dios (1 Juan 5:14). Podemos orar de pie (Neh. 9:5), de rodillas (Esd. 9:5), sentados (1 Crón. 17:16-27), inclinados (Exo. 34:8), y con las manos (1 Tim. 2:8).

Oráculos. Los oráculos son las revelaciones divinas dadas al pueblo de Dios. El método de comunicación era variable, desde sueños y visiones (Núm. 12:6-8), pasando por sabiduría (Prov. 30:1) y hasta el Urim y Tumim (Núm 27:21; 1 Sam. 14:3-37).
Pacto. Un pacto es acuerdo entre partes. El acuerdo, según las costumbres del Cercano Oriente antiguo, consta de cinco partes: 1) Identificación de las partes involucradas, 2) Un prólogo histórico en el cual se establece el valor de la parte dominante sobre la base de sus actos, 3) las condiociones del acuerdo, 4) las recompensas y castigos relacionados respectivamente con el cumplimiento o la violación del pacto y 5) formulación de los documentos en la cual cada parte recibe una copia del acuerdo (por ejemplo, las dos tablas de piedra de los Diez Mandamientos).
En definitiva, los Pactos que Dios ha establecido con el hombre resultan en nuestro beneficio. Recibimos bendiciones eternas medainte el Pacto de gracia (para estudio adicional vea Gén. 2:16, 17; 9:1-17; 15:18; 26:3-5; Gál. 3:16-18; Luc. 1:68-79; Heb. 13:20).
Pecado original. Es una expresión que se emplea para describir el efecto del pecado de Adán sobre toda su descendencia (Rom. 5:12-23). Específicamente, es nuestra naturaleza pecaminosa heredada de Adán. La naturaleza pecaminosa se originó con Adán y pasa de padres a hijos. A causa del pecado original, somos naturaleza "hijos de ira" , es decir, estamos bajo el merecido juicio de Dios (Efe. 3:2).

Pecado. El pecado es todo aquello contrario a la Ley de Dios, que expresa Su santa voluntad. Por ejemplo, si uno miente, comete pecado. ?Por qué? Porque Dios ha ordenado no mentir (Exo. 20:16). Al hacer lo que Dios ha prohibido, uno peca. Además, si uno deja de hacer lo que Dios ha mandado, también peca (Sant. 4:17). En ambos casos, el resultado es la separación eterna de Dios (Isa. 59:2). El pecado es iniquidad (1 Juan 1:3) e injusticia (1 Juan 5:17). El pecado lleva a la ceguera espiritual (Juan 9:41) y a la muerte (Rom. 6:23).
Pablo trata del pecado en la carta a los Romanos. Allí demuestra que todos, judíos o no judíos, están bajo el dominio del pecado (Rom. 3:9). Pablo prueba que el pecado no es simplemente algo malo que se ha hecho, sino, básicamente, una condición del corazón humano (Rom. 3:3:10-12). En la carat a los Efesios, Pablo afirma que "somos por naturaleza hijos de ira" (Efe. 2:3). Sin embargo, "Cristo, cuando aún éramos débiles, a su tiempo murió por los impíos" (Rom. 5:6).

Perdón. El perdón es el acto deliberado de pasar completamente por alto una ofensa, como si nunca hubiese existido. Es un concepto central de la fe cristiana, como lo muestra el hecho de que existen en la Biblia tres términos hebreos y cuatro griegos para expresar la idea de perdón. Ningún otro libro sagrado excepto la Biblia enseña que Dios perdona completamente los pecados. En las Escrituras se dice claramente que el perdón de Dios es tan pleno que el "olvida completamente" nuestros pecados cuando otorga su perdón (Heb 10:17). Dios es quien toma la iniciativa de perdonar (Col. 2:13).
Según la Biblia, existe un solo pecado por el cual Jesús dijo que no había perdón del Padre, a saber, la blasfemia contra el Espíritu Santo (Mar. 3:28; Mat. 12:32). El contexto de esta declaración indica que este pecado consiste en atribuir a los demonios o espíritus impuros lo que en realidad es obra del Espíritu Santo.
Para que el hombre reciba el perdón se requiere arrepentimiento (Luc. 17:3-4). Para que un Dios santo otorgue el perdón, se requiere derramamiento de sangre (Heb. 9:22; Lev. 17:11). Nuestro perdón se basa sobre el sacrificio de Cristo en la cruz (1 Juan 1:7; 2:12). Como cristianos, se nos llama a perdonar de manera tan plena como nosotros mismos hemos recibido el perdón de Dios (Mat 6:12; Col. 3:13).

Postmilenarismo. Es una posición escatológica que sitúa el reino de mil años del que se habla en Apocalipsis 20 previamente a la segunda venida del Señor, pero a diferencia del Amilenarismo como algo diferente de la presente era. Es posible que el postmilenarismo date del siglo II (Justino Mártir, Diálogo con Trifón 80-81), aunque adquirió influencia en la Edad Media con Joaquín de Flora (siglo XIII) y, dentro del protestantismo, desde el siglo XVII con Thomas Brightman. Según el postmilenarismo, a través de la predicación del Evangelio, el mundo entero será convertido al cristianismo antes de que el Señor vuelva, estableciéndose así un reino terrenal de mil años (no necesariamente literales). Al fin de este período habrá una rebelión encabezada por Satanás y entonces retornará el Señor para destruir las fuerzas del mal, juzgar a vivos y muertos y establecer el reino eterno. Vea también Amilenarismo, Milenio y Premilenarismo.
Presciencia. Es el conocimiento anticipado de las cosas que ocurrirán; la presciencia es un atributo de Dios. El pasado, presente y futuro son todos en un sentido "presentes" en la mente de Dios. El habita en la eternidad (Isaías 57:15) y tiene conocimiento infinito (Isaías 41:22,23). Por tanto conoce todas las cosas de antemano. En el N.T. el término puede significar asimismo "causar que algo ocurra"; vea 1 Ped 1:2,20.

Predestinar, Predestinación. Se refiere a la doctrina según la cual Dios ha dispuesto todo lo que ha de ocurrir, afirmando empero que El no es el autor del pecado. Dios emplea , no obstante, cosas que en sí son pecaminosas para Su propia gloria y propósitos. Por ejemplo, la crucifixión de Cristo fue causada por hombres pecadores que injustamente llevaron a la muerte a Jesús (Hech. 4:27); sin embargo, a través de esa muerte, somos reconciliados con Dios (Rom. 5:10).
Según la doctrina de la predestinación, es Dios el que decide quién ha de salvarse (Rom. 9:16) y ello no depende de los deseos de cada persona (Juan 1:13). Dios es quien dispone al cristiano para perdón: "...y creyeron todos los que estaban ordenados para vida eterna (Hech 13:48). Asimismo, dice Pablo: "A los que antes conoció, también los predestinó para que fueran hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. Y a los que predestinó, a estos también llamó; y a los que llamó, a estos también justificó; y a los que justificó, a estos también glorificó." (Rom. 8:29-30). Otros pasajes a ser examinados son Efe. 1:4,11 y Rom. 9; vea también Elección y Soberanía.
Premilenarismo. Es una interpretación de la relación entre el reino de mil años anunciado en Apocalipsis 20 y la Parusía o segunda venida del Señor; por tanto, concierne al campo de la Escatología. Afirma que el Milenio será inaugurado tras la Parusía. Cuando Cristo retorne, encadenará a Satanás y reinará sobre la tierra por mil años, durante los cuales habrá prosperidad, paz y justicia en todo el mundo. Al fin de los mil años, Satanás será desatado, para sr finalmente destruido. A esto le sigue un juicio y el estado eterno, con nuevos cielos y tierra. Existen actualmente dos variedades principales de premilenarismo. La más antigua, el premilenarismo histórico, fue enseñado por algunos autores cristianos primitivos (Ireneo de Lion, Lactancio, etc.) y considera que el reino milenario será esencialmente para la Iglesia de Cristo. La más reciente es el premilenarismo dispensacional, originado con John elson Darby (1800-1882), que enseña que el milenio será un reino básicamente judío, en el cual se cumplirán literalmente las promesas hechas a la nación de Israel en las profecías del A.T. Vea también Amilenarismo, Milenio y Postmilenarismo.

Primogénito. El primer hijo nacido de una madre. Se emplea asimismo de manera figurativa en sentido de prioridad, superioridad, o excelencia. El varón primogénito de una familia debía sujetarse a ciertos ritos y gozaba de privilegios (Gén. 27:1-29; 48:13,14). Recibía una doble porción de la herencia paterna (Deut. 21:17). En el N.T., se aplica la expresión a Cristo como quien se halla a la cabeza de todo el orden creado (Col. 1:15,18; compare con Apoc. 3:14, "el principio de la creación de Dios"). El término no significa, ni implica, que haya sido el primer ser creado como erróneamente sostienen los Testigos de Jehová con referencia a Colosenses 1:15. De hecho, los ritos de primogenitura eran transferibles (compare Jer. 31:9 con Gén. 41:50-52). En Apocalipsis 1:5 Jesús es llamado el "primogénito de los muertos" ya que fue el primero en resucitar con un cuerpo glorioso; Pablo se refiere al mismo hecho llamándolo "las primicias" de la resurrección (1 Cor. 15:20,23).

Profeta. Un profeta es básicamente un vocero de Dios, un mediador entre Dios y los hombres que les comunica a estos la Palabra de Dios, que ha recibido directamente de El. Cuando un profeta habla en calidad de tal, es inspirado por el Espíritu Santo (2 Ped. 1:19-21) y por tanto libre de todo error. No obstante, el profeta no es una marioneta ni un simple repetidor de lo que ha recibido. Por el contrario, retiene su propia voluntad, inteligencia y pensamientos mientras comunica fielmente lo que Dios quiere decir. Dios pone palabras en boca de los profetas (Deut. 18:18; Jer. 1:9). Un profeta es un siervo de Dios (Zac. 1:6) y Su mensajero (2 Crón. 36:15). Las profecías pueden clasificarse en tres categorías: concernientes al destino de Israel y de las naciones paganas, a Cristo (mesiánicas) y al fin de los tiempos (escatológicas). Otra forma de verlas es en relación al tiempo. Algunas profecías se refieren a la interpretación divina de hechos pasados, otras a la situación entonces presente, y otras al futuro; sólo estas últimas son predictivas. El cumplimiento de las profecías del A.T. en Cristo es una de las evidencias más fuertes a favor de la autoridad e inspiración divinas de la Biblia. La expresión "La Ley y los profetas" se refiere a los escritos del A.T. divididos en dos categorías. La Ley es el Pentateuco, y los Profetas el resto de las Escrituras. Más frecuente, y vigente hasta hoy en la Biblia hebrea (el A.T.) es una división triple: La Ley de Moisés, los Profetas y los Salmos (Luc. 24:44). En tal caso, los "Profetas" incluyen los libros históricos y los libros proféticos, y los "Salmos" comprenden no sólo el libro de este nombre, sino también otros libros poéticos y sapienciales (Job, Proverbios, Eclesiastés y Cantares).
Propiciación. El acto de propiciar involucra quitar la ira por medio de una ofrenda. Su significado se superpone con el de expiar, pero el concepto de Expiación no tiene la connotación de apaciguar la justa ira de Dios contra el pecador. Para el cristiano, la sangre derramada por Cristo en la cruz fue tanto una expiación como una propiciación (Rom. 3:25). La obra de Cristo quitó la ira de Dios de modo que el pudo pasar "por alto, en su paciencia, los pecados pasados" (Rom. 3:25). El Padre envió al Hijo para ser la propiciación (1 Juan 4:10) por los pecados del mundo (1 Juan 2:2).
Purgatorio. Es una doctrina incorrecta de la Iglesia Católica Romana. Según esta enseñanza, existe una pena por los pecados cometidos que debe ser sufrida en el tiempo, aún cuando el castigo eterno haya sido quitado por la absolución sacerdotal. Luego de la muerte, aquellos que no están condenados al infierno, pero tampoco son impecables (o sea, la vasta mayoría de los creyentes) deben ser "purgados" de sus manchas en un lugar o situación que se denomina purgatorio. Luego de que esto ocurra, tras un período indeterminado de tiempo, el alma del difunto es libre para entrar al cielo. Aunuqe nadie sabe cuánto tiempo se prolonga la purga, según la Iglesia Católica "las ofrendas o servicios dados a la Iglesia, las oraciones de los sacerdotes, y las misas ofrecidas por familiares o amigos en beneficio de los difuntos pueden reducir, aliviar o eliminar la estancia del alma en el purgatorio."(1)
Esta doctrina extrabíblica es rechazada por la Iglesia Protestante, pues refleja una mala comprensión de la expiación de Cristo, y asimismo añade una ofensa a la obra consumada en la cruz. El error básico consiste en la enseñanza de que podemos perfeccionarnos a nosotros mismos y quitar nuestro pecado a través del sufrimiento propio. Se le añade el error emparentado de que las buenas obras de los vivos pueden ayudar a los muertos. Si tales cosas fuesen posibles, "para qué sería necesario que muriese Cristo? En Gál. 2:21 Pablo afirmó: "No desecho la gracia de Dios, pues si por la Ley viniera la justicia, entonces en vano murió Cristo".
Por lo demás, en la cruz Cristo declaró ""Consumado es!" (Juan 19:30). En griego, esta expresión era un término contable que expresaba que una deuda estaba completamente pagada, cancelada, de manera definitiva. Si la paga por nuestros pecados fue saldada plenamente en la cruz, "cómo puede ser real el purgatorio, especialmente cuando las Escrituras no lo mencioan, y de hecho contradicen explícitamente la idea? En efecto, dicen: "está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio" (Heb. 9:27).
Rapto. El rapto o arrebatamiento de la Iglesia es una doctrina de la Escatología (relacionada con el fin de los tiempos). Es un acontecimiento en el cual cuando Jesús regrese, los muertos en Cristo serán resucitados y los creyentes "que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor" (1 Tes 4:17). Esto ha de ocurrir en el momento de la resurrección, cuando suene la final trompeta (1 Cor 15: 50-53; 1 Tes 4: 16) y los creyentes reciban sus cuerpos gloriosos. Los primeros en recibirlos son los fieles difuntos, y de inmediato aquellos aún vivos cuando el Señor regrese.
Hay mucho debate sobre el momento del Rapto con respecto a otros acontecimientos del fin de los tiempos. En particualr, se discute si ocurrirá antes, durante o al final del período de persecución llamado la Tribulación; vea Tribulación,
Reconciliar, Reconciliación. La reconciliación involucra un cambio para bien en la relación entre dos o más personas, antes distanciadas o enemistadas. En teología, se refiere a un cambio de esta clase en la relación entre Dios y el hombre. Somos por naturaleza "hijos de ira" (Efe. 2:3) y enemigos de Dios (Efe. 2:11-15). Sin embargo, "...fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo..." (Rom. 5:10). A casa de la muerte de Jesucristo, la relación del cristiano con Dios experimenta un cambio favorable. Nos tornamos ahora capaces de tener comunión con El (1 Juan 1:3), lo que antes no nos era posible. Así, somos reconciliados con El (Rom. 5:10-11). Una grave consecuencia del pecado es que nos separa de Dios (Isa. 59:2), pero esto ha sido atacado y solucionado en la cruz; fue logrado por Dios, en Cristo (2 Cor. 5:18).

Rectitud. La rectitud (griego dikaiosyne), generalmente vertido "justicia" en español, es un atributo de pureza moral que, en sentido pleno, le pertenece solamente a Dios (Juan 17:25). Solamente El es verdaderamente recto. Nadie en el mundo es recto a los ojos de Dios, excepto el cristiano. Pero éste es recto por Imputación. Somos considerados rectos ante Dios cuando recibimos a Cristo por la fe (Fil. 3:9). Nuestra rectitud se basa en lo que Jesucristo hizo en la cruz; la rectitud de Cristo nos es imputada a nuestro favor, y somos vistos como rectos ante Dios. Aunque realmente somos dignos de condenación, somos hechos rectos (Isa. 61:10) por el sacrificio de Jesús en la cruz. Cristo es nuestra rectitud ("justicia", Rom. 10:4). Como resultado, pasaremos la eternidad en la presencia de nuestro santo, puro, amante, tierno, misericordioso y recto Dios.
Redención. Redimir significa rescatar a alguien de la esclavitud. A menudo implica pagar un rescate, un precio que hace posible la redención. Los israelitas fueron redimidos de Egipto. Nosotros fuimos redimidos del poder del pecado y de la maldición de la Ley (Gál. 3:13) a través de Jesús (Rom. 3:24; Col. 1:14). Fuimos comprados por un precio, que fue el del sacrificio de Jesucristo (1 Cor. 6:20; 7:23).

Regeneración bautismal. Es la creencia de que el bautismo es esencial para la salvación, es decir, que es el medio por el cual el perdón de los pecados es hecho efectivo para el pecador. Esta opinión es incorrecta. Pablo dijo que había venido a predicar el Evangelio, no a bautizar (1 Cor. 1:14-17). Si el bautismo hubiese sido indispensable para la salvación, entonces Pablo lo hubiese incluido en su práctica normaly en la predicación del mensaje evangélico, cosa que no hizo (ver también Col. 2:10-11.) Para mayor información siobre esto, vea Es el bautismo necesario para la salvación?

Reino de Dios. El concepto de Reino de Dios (o su sinónimo "Reino de los Cielos", que es una forma de referirse a lo mismo, empleada mayormente por Mateo) es central en el N.T., ya su venida fue el contenido central del mensaje de Jesús (Mar. 1:14-15) y de Sus apóstoles. Un reino implica la existencia de un rey; nuestro rey es Jesús. El dijo que Su reino no es de este mundo (Juan 18:36) ni es como los reinos de este mundo. La autoridad de Jesús no proviene de la autoridad humana, sino de la autoridad de Dios (Luc. 22:29).
La entrada en el reino de Dios se realiza a través del llamado divino (1 Tes 2:12), el arrepentimiento (Mat. 3:2) y el nuevo nacimiento (Juan 3:5). Se nos exhorta a buscar ante todo el Reino de Dios (Mat 6:33) y a orar por su venida (Mat. 6:10). Es un reino preeminentemente espiritual: "el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo" (Rom. 14:17). En un sentido, el reino de los cielos se ha acercado y está presente (Luc. 17:20-21) , y Jesús ya es rey (Hech. 2:36; 1 Cor 15: 25; Heb. 2:9). Sin embargo, el reino sólo alcanzará la plenitud de su gloria con el reinado universal y visible de Jesucristo cuando El retorne personalmente a la tierra.

Resurrección, cuerpos de resurrección. Resucitar significa volver a vivir, ser levantado vivo de entre los muertos (Juan 5:28,29). La palabra se emplea en diferentes contextos en la Biblia. Por ejemplo, Lázaro fue resucitado (Juan 11:43), pero, como otras resurrecciones narradas en las Escrituras, esto significó que su cuerpo mortal fue vivificado y restaurado a la misma condición corruptible que tenía antes de morir. Esta resurrección es diferente e inferior a la resurrección de Jesucristo, y a la que ocurrirá cuando recibamos nuestros cuerpos gloriosos en la Parusía (1 Tes 4:13-18), en el día postrero (Juan 6:39-44), cuando suene la última trompeta (1 Cor. 15:51-55). Lázaro vivió, pero luego (presumiblemente) murió. En cambio, nuestra resurrección tiene como modelo la propia resurrección de Jesús, que es una garantía de que, como El resucitó, nosotros también resucitaremos. Hasta ahora, Jesucristo es el único en haber recibido un cuerpo resucitado glorioso e incorruptible. Por esta razón es llamado "el Primogénito de los muertos" (1 Cor. 15:20-23). Recibiremos nuestros cuerpos en el Rapto cuando Cristo retorne personalmente a buscarnos.
El cuerpo resucitado no está sujeto a enfermedad, pecado o muerte. Sabemos muy poco de él excepto por lo que el Señor Jesús mostró luego de Su resurrección, esto es, que era un cuerpo físico (Luc. 24: 36-43) pero capaz de desplazarse a Su antojo, incluso de salir y entrar de habitaciones cerradas. Más allá de esto, el resto es conjetura (vea 1 Cor. 15).
Revelación. Revelar significa declarar algo que era desconocido. En teología, se refiere a lo que Dios delara de Sí mismo. La revelación se puede dividir en dos tipos: natural y especial. La revelación natural es aquello que podemos saber acerca de Dios a partir de la observación de Su creación (Rom. 1:20). A partir de la creación podemos saber que hay un Dios, que El la gobierna, que tiene un orden, y que El se ocupa de nuestro bienestar. Sin embargo, no podemos descubrir el plan de salvación a partir de la revelación natural. Esto requiere una revelación especial.
La revelación especial la ha dado Dios por medio de la Biblia, de muchas y diversas maneras (Heb 1:1), desde Su manifestacón directa (Exo. 3) hasta visiones y sueños (Núm. 12:6-8). La revelación definitiva se halla en la Encarnación de Jesús, ya que El vino para revelarnos al Padre (Mat. 11:27; Luc. 10:22; Juan 14: 6-11; Heb. 1:1-3) y a comunicarnos el Evangelio (1 Cor. 15:1-4) por medio del cual alcanzamos la salvación.

S-Z
Sacramento. Un sacramento es una señal tangible, una manifestación visible, de una realidad invisible. El pan y el vino de la Eucaristía o Cena del Señor son manifestaciones visibles del Pacto prometido por nuestro Señor: "De igual manera, después de haber cenado, tomó la copa, diciendo: ?Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre, que por vosotros se derrama?" (Luc. 22:20). En el A.T., Dios empleó signos visibles juntamente con Su palabra hablada. Estos signos visibles estaban destinados a los creyentes y tenían significación espiritual (1 Cor 10: 1-6). Entre los sacramentos del A.T. se hallan la circuncisión y la Pascua, que a veces se presentan como la contrapartida o tipo del bautismo (Col. 2:22-12) y de la Cena del Señor (1 Cor. 5:7).
Salvación. La salvación (griego soteria) es la liberación del pecado. Cuando alguien recurre a Dios y busca el perdón en Jesús, sus pecados le son quitados. Es limpiado; su relación con Dios es restaurada, y es hecho una nueva criatura (2 Cor. 5:17). Todo esto es obra de Dios, no del hombre (Efe. 2:8-9). La salvación es un don gratuito (Rom. 6:23).
Somos salvados de una justa condenación. Cuando alguien peca, y todos lo hemos hecho (Rom. 3:23; 6:23), merece la eterna separación de Dios (Isa. 59:2). No obstante, debido a Su amor y misericordia, Dios se hizo hombre (Juan 1:1,14) y cargó con los pecados del mundo en Su cuerpo en la cruz (1 Ped. 2:24; 1 Juan 2:2). Somos perdonados cuando reconocemos que nada podemos hacer para merecer el favor de Dios, y en cambio ponemos nuestra fe en lo que Cristo hizo por nosotros en la cruz (Efe. 2:8-9; 1 Cor. 15:1-4). Solamente Dios salva; lo único que podemos llevar a la cruz es nuestro pecado.
Tanto Dios el Padre (Isa. 14:21) como Jesús (Juan 4:42) son llamados "Salvador", es decir, el que libera del pecado. Debe recordarse que fue el Padre quien envió al Hijo para ser nuestro Salvador /1 Juan 4:10).
Santificar, Santificación. Santificar significa separar, poner aparte para un uso sagrado. Dios santificó a Israel como Su propia y especial nación (Eze. 37:28). La santificación puede aplicarse a la gente (Exo. 19:10,14) a un monte (Exo. 19:23), al día del Sabat (Gén. 2:3), al tabernáculo (Exo. 20:39), y de hecho toda cosa creada es santificada a través de la Palabra de Dios y de la oración (1 Tim. 4:4).(1)
Dios nos ha separado a los cristianos para santificación, no para impureza (1 Tes. 4:7) y como santos somos llamados a realizar buenas obras (Efe. 2:10). Los cristianos que conforman la Iglesia son llamados la "nación santa" del nuevo pacto (1 Ped. 2:9). Los cristianos son llamados a santificar a Cristo como Señor en sus corazones (1 Ped. 3:15).
En el cristiano, la santificación sigue a la Justificación. En la justificación, nuestros pecados son completamente perdonados en Cristo, en un acto punico y definitivo. A esto le sigue la santificación, que es un proceso por el cual el Espíritu Santo nos guía para parecernos cada vez más a Cristo en lo que pensamos, deseamos, decimos y hacemos. La verdadera santificación sería imposible sin la obra expiatoria de Cristo en la cruz, pues es imprescindible que nuestros pecados sean perdonados para que podamos andar en el camino de una vida santa.

Santo, santidad. La santidad es la cualidad de perfección, impecabilidad e incapacidad de pecar que, en sentido pleno, es poseída solamente por Dios. Conlleva la noción de separación de todo cuanto es pecaminoso o impuro. Como cristianos, somos llamados a ser santos (1 Ped 1:16). Sin embargo, esto no implica un cambio en nuestra naturaleza; no será sino hasta que alcancemos el estado eterno por medio de la resurrección que alcanzaremos un estado de perfecta santidad. El llamado a la santidad en esta vida es un mandamiento de Dios a poner en práctica con respecto a nuestros pensamientos, costumbres y acciones. Hemos de ser santos en obediencia a Dios, que es tres veces Santo (Isa 6:3) y Rey de los santos (Apoc. 15:3). Dios nos ha hecho santos a través de Su Hijo Jesucristo (Efe. 1:4; 1 Ped. 2:9). Nos ha separado para servirle y adorarle (Juan 17:17,19; 1 Tes 5:23; 2 Tes 2:13). Por esta razón, los creyentes son denominados con frecuencia "los santos" (Dan 7:18-27; Rom. 1:7; 8:27; Jud 3).
Secta. Es un grupo religioso que sigue un sistema religioso o filosófico particular, caracterizado por una extraordinaria devoción a una persona, un objeto o un sistema de creencias que no es ortodoxo. En el contexto del cristianismo, se trata en general de un grupo que emplea la Biblia pero distorsiona la doctrina, en particular en lo referente a la salvación, hasta un punto que la hace inalcanzable. Unos pocos ejemplos de sectas son el mormonismo, los Testigos de Jehová, la Ciencia Cristiana, los cristadelfos, la Iglesia Unitaria, el Camino Internacional, y la Iglesia de Unificación (Moonies).

Segunda Venida, La. Se le llama así a la Parusía o retorno de Jesucristo en gloria y majestad, de manera, personal, corporal y visible. La expresión contrasta con la primera venida, ocurrida en la encarnación, cuando Jesús se hizo hombre. En la segunda venida de Jesucristo todo ojo le verá (Apoc. 1:7) cuando El descienda del cielo sobre las nubes (Mat. 24:30; Mar. 14:62). Nadie sabe el día ni la hora en la que esto ha de ocurrir (Mat 24:36), ya que vendrá "como ladrón en la noche"; por eso se nos llama a velar (Mat 24:42-44; 1 Tes 5:4-11).
Seguridad eterna. Es la doctrina según la cual la salvación, una vez obtenida, no puede perderse. Ya que la salvación no se debe a nada que nosotros hagamos, tampoco puede perderse por nada que hagamos. Esto no significa que podamos pecar cuanto queramos (Rom. 6:1-2) porque hemos sido librados del pecado y santificados, es decir, separados para uso santo (1 Tes. 4:7).

Septuaginta. Se le llama Septuaginta o versión de los Setenta (abreviada LXX= 70 en números romanos) a una traducción del A.T. al griego. El A.T. fue escrito mayormente en hebreo, con porciones en arameo. Según una narración legendaria conocida como la Carta de Aristeas (escrita hacia 125 a.C.) el rey de Egipto, Ptolomeo Filadelfo (reinó entre 285 y 246 a.C.) envió embajadores a Jerusalén para solicitar una traducción de las Escrituras (el A.T.) al griego. Fueron enviados seis expertos por cada tribu de Israel, en total 72 (redondeado a 70, de allí el nombre de la versión), que en precisamente 72 días produjeron una traducción perfecta. En realidad, durante el reino de Ptolomeo se tradujo el Pentateuco, y posteriormente, en un proceso que duró bastante tiempo, el resto de las Escrituras. Se piensa que la versión fue completada hacia mediados del siglo II a.C. La LXX es importante porque fue la versión del A.T. que empleó la Iglesia primitiva; de hecho, las copias conservadas hasta hoy son de procedencia cristiana. Los judíos dejaron de emplearla cuando los cristianos comenzaron a utilizarla para demostrar el cumplimiento de las profecías en Jesús.

Sinagoga. La palabra sinagoga (griego synagoge) tiene en griego el mismo significado que ekklesia, iglesia. Refleja el término hebreo qahal, y puede traducirse como asamblea, congregación o reunión. Sin embargo, en una sola ocasión se emplea el término "sinagoga" en el N.T. para referirse a una reunión cristiana (Sant. 2:2, RV "congregación"). Los cristianos adoptaron rápidamente el vocablo "iglesia" para referirse a sus congregaciones. Por tanto, en su uso en el N.T. se refiere a una asamblea judía, o al edificio donde se realizan las reuniones de adoración, cánticos y lectura de las Escrituras. Como institución, la sinagoga surgió tras la destrucción del templo de Salomón, durante el exilio babilónico en el VI siglo a.C. , como un sucedáneo para el culto. En ellas no se realizan sacrificios. Las sinagogas continuaron existiendo y de hecho proliferaron a pesar de la reconstrucción del templo, como lugares para el culto y la instrucción judíos en todo el Imperio romano, incluso en Palestina. Las primeras sinagogas tenían un lugar en el centro del salón donde se guardaban los rollos de las Escrituras, y desde donde eran leídos. La liturgia de las sinagogas tuvo influencia en los modelos de culto de la Iglesia, en particular de la lectura y exposición de las Escrituras desde el púlpito.
Jesús concurría a las sinagogas (Mat 4:23; 9:35; Luc. 4:16-30; 13:10; Juan 6:59; 18:20). Los primeros misioneros cristianos comenzaron a difundir el Evangelio a partir de las sinagogas (Hech. 9:20; 13:5, 40-42; 17:1,10,17; 18:4,26). Posteriormente, la ruptura entre el judaísmo y el cristianismo hizo que se estableciesen congregaciones (iglesias) cristianas completamente separadas de la sinagoga. De hecho la oposición de algunos judíos al Evangelio hicieron que Juan se refiriese a ellas como "sinagogas de Satanás ( Apoc. 2:9; 3:9). Vea también Juan 9:22; 12:42; 16:2.
Sinergismo. La enseñanza de que cooperamos con Dios en orden a nuestra salvación. Esta doctrina falsa se opone al Monergismo, según el cual Dios es el único agente y obrador de la salvación. El cristianismo bíblico es definidamente monergista, mientras que las sectas son, en una u otra forma, sinergistas, ya que añaden a la gracia de Dios exigencias de esfuerzos humanos para obtener la salvación y el perdón de los pecados. Con frecuencia, estas obras añadidas consisten en obedecer sin cuestionar las enseñanzas de los líderes de la secta en cuestión.

Soberanía. Es el derecho inalienable de Dios de hacer Su voluntad (Salmo 50:1; Isa. 40:15; 1 Tim. 6:15) con Su creación y con cada una de sus criaturas. Esto implica que El no puede ser coaccionado por ninguna influencia ajena, y asimismo que tiene la capacidad de ejercer Su derecho según Su voluntad.

Soteriología. La palabra viene del griego soteria,.salvación. Es la rama de la teología que se ocupa de estudiar la doctrina de la salvación. Algunos de los aspectos importantes de la soteriología son la expiación, la imputación y la regeneración.

Sueño del alma. Se le llama así a la enseñanza de que, cuando una persona muere, su alma cesa de existir. Es resucitada en el día del juicio final, en cuerpo y alma, y entonces juzgada. Esta posición no llega a ser una herejía, sino un error de interpretación que toma demasiado literalmente la expresión "dormir" aplicada a la condición de los muertos. La Biblia no es particularmente explícita con respecto al estado intermedio, es decir, la condición de la persona entre la muerte y la resurrección. Empero, hay Escrituras que sugieren fuertemente que la persona continúa existiendo de manera consciente después de la muerte; vea Luc. 16:19-31; 2 Cor. 5:1-10; Fil. 1:21-23).
Tabernáculo. El tabernáculo (hebreo ohel , tienda, u ohel moed, tienda de reunión; griego skene) era la estructura que Dios mandó construir para morar en medio de Su pueblo en el tiempo del éxodo de Egipto (Exo. 25:8). Era una especie de templo que podía armarse y desarmarse para poder ser transportado. Fue construido según especificaciones muy precisas. Hay referencias a él en Exo. 25-27, 30-31, 35-40; Núm. 3:25ss.; 4:4 ss; 7:1ss. En las Escrituras se le dedica más espacio al tabernáculo que a otras cosas o instituciones.
El tabernáculo consistía en el patio externo y la tienda. Se entraba al patio externo por un portal orientado hacia el este, en donde se hallaba el altar del holocausto (Exo. 27:1-8) y el lavacro o fuente de bronce (Exo. 30:17-21). La tienda o tabernáculo propiamente dicho se hallaba dentro del patio (Exo. 26:1ss.). Estaba dividido en dos sectores principales: el lugar santo y el lugar santísimo, separados entre sí por un velo (Exo. 26:31ss.), como el que hubo luego en el templo de Jerusalén y que se rajó de arriba abajo cuando Jesús murió (Mat. 27:51). Como el velo había representado la barrera que separaba al hombre pecador de un Dios santo (Heb. 9:8), su destrucción representó el libre acceso que los pecadores tienen ahora ante Dios por medio de la sangre de Jesucristo (Heb. 10:19ss.).
El tabernáculo era un lugar de sacrificio. El lugar santo tenía tres elementos: Primero, una mesa en la cual se colocaba el pan de la proposición (Exo. 25:23-30); segundo, un candelabro de oro (Exo. 25:31-40) y tercero, un altar de incienso (Exo. 30:1-7). En el lugar santísimo estaba el arca del pacto, o arca del testimonio, que contenía las tablas con los Diez mandamientos (Ex. 25:16). Solamente el Sumo sacerdote podía entrar al lugar santísimo, y una sola vez cada año, para ofrecer un sacrificio por la nación de Israel.
Se han escrito muchos libros con respecto al significado espiritual del tabernáculo, en particular cómo prefiguraba el Evangelio y representaba a Cristo. En el N.T. la carta a los Hebreos es la exposición sistemática más detallada del tema. También es significativo que en Juan 1:14 se diga literalmente que Cristo "fijó su tabernáculo" (griego eskenosen, Reina-Valera "habitó") entre nosotros. El tema del tabernáculo reaparece en el Apocalipsis (Apoc 7: 15; 15:5; 21:3).
Teísmo. Es el nombre técnico de la posición teológica que afirma que Dios creó al mundo y continúa sosteniéndolo activamente (Mat. 6: 28-34; Col. 1:15-17; Heb 1:3), e interviene mediante milagros según Sus planes. No todo teísta es cristiano, pero el cristianismo bíblico es teísta. Compare esta concepción con la del Deísmo
Tentación. La tentación es aquello que nos mueve a pecar. Dios no puede ser tentado (Sant.1:13). En cambio, nosotros podemos ser tentados por nuestra lujuria (Sant.1:13-15), codicia (1 Tim. 6:9), falta de examinarnos a nosotros mismos (Gál. 6:1), y el presuntuoso orgullo de la vida (1 Juan 2:16), entre otras causas. Dios no tienta a nadie (Sant. 1: 13), mientras que Satanás es el tentador por excelencia. Tuvo éxito con Eva, al hacerle primero dudar de lo que Dios había dicho, al insinuar que El había mentido, y al excitar el apetito de la mujer (Gén. 1-6): saciaría su hambre, le daba placer y le abriría la mente. Satanás ha seguido tentando a todos en sus deseos más primarios (comida, bebida, sexo), como en su codicia, orgullo y ambición, para que desobedezcamos a Dios. Mucho después del episodio del Edén, intentó el mismo procedimiento con Jesús, pero aquí fracasó ruidosamente (Mat. 4:1-11). Jesús nos enseñó a orar para ser librados de la tentación (Mat. 6:13) ya que el Señor es capaz de librarnos de ella (2 Ped. 2:9). Dios no ha de permitir que seamos tentados más de lo que El sabe que podemos resistir (1 Cor. 10:13). Por tanto, en Cristo realmente tenemos el poder de resistir a Satanás (1 Ped. 5:18). Ya no estamos inermes, y el diablo nada puede contra nosotros si nuestra voluntad, fortalecida por el Espíritu Santo, no cede a la tentación.

Teodicea. Vocablo técnico referido al área de la teología que se ocupa del problema del origen y la persistencia del mal en el mundo, y de la relación de Dios con el mal. La cuestión básica se relaciona con la soberanía de Dios, Su omnipotencia y Su bondad. ?Cómo puede un Dios de amor y santidad, que tiene dominio sobre todo, permitir que exista el mal? De esto algunos concluyen que Dios no existe, o que no es suficientemente bueno, o que no es todopoderoso.
La solución a este problema se ha debatido por siglos, y no existe una respuesta definitiva. Por otra parte, la Biblia no intenta justificar todo lo que Dios hace, sino que afirma Su soberanía, sabiduría, santidad, justicia y bondad.
Es claro que Dios es soberano (Isa. 45:9-10; Rom. 9:19-24), y que El ha permitido la existencia del bien y del mal, y que todo es, en último análisis, para Sus propósitos y gloria. Proverbios 16:4 dice "Todas las cosas las ha hecho Jehová para sus propios fines, incluso al malvado, para el día malo". En Isaías 45:7 leemos: "Yo formo la luz y creo las tinieblas, hago la paz y creo la adversidad. Solo yo, Jehová, soy el que hago todo esto". Una respuesta cristiana breve incluiría las siguientes afirmaciones: 1) Dios creó todo cuanto existe, pero todo era originalmente bueno (Gén. 1). 2) La existencia del mal se relaciona con la creación de criaturas ?ángeles y hombres- capaces de elegir entre el bien y el mal. 3) De este modo, el mal es concebido no como algo con entidad propia, sino como lo contrario a la voluntad de Dios. 4) Sin embargo, si existe el mal es porque Dios lo permite. 5) Si lo permite es porque, de una u otra forma, que desconocemos, servirá en definitiva a Sus propósitos para el hombre y la creación. 6) El hecho de que Dios permita el mal no quita la responsabilidad al que efectivamente lo hace. 7) Dios ha prometido que en la eternidad , cuando Su plan se haya cumplido, el mal no existirá más.
Teofanía. Una teofanía es una manifestación visible y a veces física de Dios en la tierra. Las teofanías en general ocurren en las Escrituras del A.T. Dios ha aparecido en sueños (Gén. 20:3-7; 28:12-17), visiones (Gén. 15:1-21; Isa. 6:1-13), y como un ángel (Gén. 16:7-13; 18:1-33).
Existe una manifestación sobrenatural conocida como "el ángel del Señor" (Jue. 6:20-21) que parece tener atributos de Dios mismo (Gén. 16:7-9; 18:1-2; Exo. 3:2-6; Jos. 5:14; Jue.2:1-5; 6:11). Tales características, como tener el nombre de Dios, ser adorado y reconocido como Dios han llevado a muchos expertos a concluir que este "ángel del Señor" realmente es Jesús manifestado en el A.T. Esto no implica que Jesús es un ángel (un ser espiritual creado), ya que la palabra ángel significa estrictamente "mensajero". Yo creo que todas las apariciones físicas de Dios en el A.T. fueron en realidad de Cristo antes de Su encarnación, ya que según Juan 6:46 nadie jamás ha visto al Padre.
Otras Escrituras que describen epifanías vívidas son Gén. 17:1; 18:1; Exo. 6:2-3; 24:9-11; Núm. 12:6-8. Para mayor información sobre teofanías, vea el Estudio sobre pluralidad.

Teología del Pacto. Es un sistema teológico que considera los tratos de Dios con el hombre sobre la base de los pactos en lugar de los diferentes períodos de tiempo o "dispensaciones". La teología del pacto representa al conjunto de la Escritura. En resumen, representa al conjunto de la Escritura como dos pactos principales: El pacto de obras hecho entre Dios y Adán en el A.T. y el pacto de gracia entre Dios y el hombre pecador, por el cual se otorga a este último la salvación sobre la base del sacrificio de Jesucristo en la cruz.

Teología. En sentido estricto, es la disciplina que estudia la persona de Dios, su naturaleza, atributos, carácter, revelación y propósitos. En sentido amplio, involucra asimismo las relaciones de Dios con su creación, en especial con la raza humana, y el plan de salvación. Existe una teología natural, basada en lo que puede saberse de Dios a partir del orden creado (vea Revelación). Pero en orden a la salvación, es más importante la teología bíblica, ya que es en las Escrituras donde Dios se revela a Sí mismo y nos da a conocer el camino de la salvación.

Testamento. En español, testamento significa la última voluntad de una persona. En las traducciones de la Biblia, la palabra deriva del vocablo latino testamentum, que Jerónimo (347-420) utilizó en su famosa versión de la Biblia, la Vulgata latina, para traducir el término hebreo be?rith, pacto. El equivalente griego, que se emplea 33 veces en el N.T., es diatheke, que significa asimismo "pacto". El autor de la carat a los Hebreos, al establecer la necesidad de la muerte de Cristo como sello del Nuevo Pacto, emplea el vocablo en su doble acepción de "pacto" y "testamento" (Heb. 9). En el uso de la Iglesia, por una combinación de la enseñanza de la citada epístola a lo Hebreos y la influyente terminología de la Vulgata, la palabra se emplea para designar las dos principales divisiones de la Biblia: las Escrituras escritas en hebreo y arameo, antes de Cristo, el Antiguo Testamento, y las Escrituras escritas en griego, después de Cristo, o Nuevo Testamento. Aunque impuesta por el uso, sería más coorecto llamarles Antiguo Pacto y Nuevo Pacto. De todos modos, el uso recuerda cómo la Biblia en su conjunto es el documento del "testamento" o Pacto entre Dios y los hombres.
Tetragrama. Se denomina tetragrama, que en griego significa "cuatro letras", a la palabra formada por las cuatro consonantes hebreas hwhy (de derecha a izquierda, yod, he, waw, he) que forman el nombre de Dios (Exo. 6:3). Aparece completo cerca de 5300 veces en el A.T., y 1500 veces en forma abreviada. En español, el tetragrama equivale aproximadamente a YHWH. Saber cómo se pronunciaba este nombre es difícil porque el hebreo carece de letras vocales y los judíos hace tiempo dejaron de pronunciarlo por temor a "tomar en vano" el nombre divino (vea Exo. 20:7). Ya en la era cristiana empleaban circunloquios como "el cielo" o "el trono" o "el nombre" o "el santo", para referirse a Dios. Probablemente se decía "Yavé" ( Encyclopedia Judaica 7:680). La forma Jehová, común en nuestras versiones modernas, proviene de una confusión. Cuando los judíos leían la Biblia en voz alta, donde decía YHWH pronunciaban por respeto Adonai, nuestro Señor. En la Edad Media adoptaron un sistema de puntos que indicaban las vocales, y colocaron debajo del tetragrama las vocales de Adonai que, leídas como propias del tetragrama, suenan como "Jehová". Cuando se realizaron las primeras versiones de la Biblia a partir de manuscritos hebreos, los traductores cristianos introdujeron este extraño nombre híbrido en el uso de la Iglesia.

Tipo, Tipología. En teología bíblica, la tipología es el estudio de los tipos, y se denomina así a un objeto, animal, persona o institución, en general del A.T., que representaba o prefiguraba otra, llamada "antitipo", cuyo cumplimiento se produce o se anuncia en el N.T. Un tipo se diferencia de un símbolo o una profecía, en que el tipo tiene existencia histórica . Por ejemplo, Adán fue un tipo de Cristo (Rom. 5:14; Agar y Sara fueron tipo del Pacto antiguo y nuevo (Gál. 4). El cordero pascual fue un tipo de Cristo (1 Cor 5:7). El templo fue un tipo de la Iglesia (1 Cor. 3: 16-17). El arca de Noé fue un tipo del bautismo y la salvación en Cristo (1 Ped. 3:20-22). En la carta a los Hebreos encontramos una rica tipología. Hay que ser cuidadoso, porque la tipología puede exagerarse más allá de la sobriedad del N.T. y llevarse a extremos injustificados. En general, sólo podemos afirmar con seguridad la existencia de una relación tipo-antitipo cuando el N.T. lo declara explícitamente; en los demás casos, se trata de nuestras conjeturas.
 Trascendencia. Es un término teológico que expresa un aspecto de la relación entre Dios y Su creación. Dios es "otro", "diferente" de Su creación. Es preexistente, distinto e independiente de Su creación y de Sus criaturas (Isa. 55:8-9). El trasciende su creación; si bien está presente en ella, está más allá de ella y no está limitado en ningún sentido por ella.
Transfiguración. La transfiguración (literalmente "cambio de forma", del verbo griego metamorphoo) es el misterioso cambio ocurrido en Jesús en ocasión de subir a un monte: "Seis días más tarde, Jesús tomó a Pedro, a Jacono y a su hermano Juan, y los llevó aparte a un monte alto. Allí se transfiguró delante de ellos, y resplandeció su rostro como el sol, y sus vestidos se hicieron blancos como la luz." (Mat. 17:1-2). La transfiguración precedió al jucio y la crucifixión de Jesús y puede haber sido la provisión preparatoria del Padre para fortalecerlo mientras Jesús se preparaba para llevar los pecados del mundo, El hecho de que haya llevado consigo a Pedro, Juan y Jacobo sugiere además que quería mostrarles un resplandor de Su gloria a los discípulos, para fortalecer la fe de ellos. Muchos años más tarde, Juan pudo ver al Cristo glorificado con el rostro resplandeciente como el sol y vestiduras blanquísimas (Apoc. 1: 12-16).
Tribulación, La. La palabra tribulación (griego thlipsis) es un término ahora obsoleto en español, que en la Biblia se refiere a sufrimiento, aflicción o angustia. Existen pasajes que sugieren que inmediatamente antes de la Segunda Venida del Señor, habrá un tiempo de grande tribulación. En la concepción del Premilenarismo dispensacionista, hay un período de 7 años que precede inmediatamente a la Parusía y la inauguración del reino milenario. Durante estos siete años la tierra será gobernada por el Anticristo . La primera mitad (3 ? años) será un tiempo de paz y prosperidad, mientras que en la segunda mitad habrá gran persecución y sufrimiento. El acontecimiento que marque la transición entre ambas partes será que el Anticristo exigirá ser adorado como Dios. Muchos se avendrán a hacerlo, mientras que muchos otros no lo harán y como consecuencia serán perseguidos y asesinados. A esta segunda parte de los 7 años se le llama la Gran Tribulación. Implicará a todo el mundo, y habrá catástrofes en toda la tierra (Apoc. 3:10; Mat 24; Mar. 13; Luc. 17, 21). En el punto de vista descrito, hay discrepancias con respecto a la situación de la Iglesia en la Tribulación. El dispensacionismo clásico sostenía que la Iglesia sería raptada antes de la tribulación (vea Rapto); pero hoy algunos piensan que será raptada en medio de la tribulación o al final de ella. Muchos intérpretes no dispensacionistas (por ejemplo, del Amilenarismo) piensan que, antes de la venida del Señor se manifestará el Anticristo y perseguirá a la Iglesia; por tanto, la Iglesia pasará por la tribulación, de la que será finalmente rescatada por la segunda venida del Señor, en la que el Anticristo será destruído (2 Tes 1-2).
Tricotomía. La enseñanza de que el ser humano consiste esencialmente de tres partes: cuerpo, alma y espíritu; compare con Dicotomía.

Trinidad. La palabra "trinidad" no se halla en la Biblia (la palabra "Biblia" tampoco). De todos modos, es un término útil para referirse a una enseñanza escritural importante con respecto a Dios, a saber, que nuestro Dios es una Trinidad. Esto significa que hay tres Personas en el punico Dios, no que haya tres dioses. Las personas son conocidas como el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo y han existido siempre como tres personas separadas. La persona del Padre no es la misma que la del Hijo; la del Hijo no es la misma que la del Espíritu Santo; la del Espíritu Santo no es la misma que la del Padre. Si una de las personas fuese quitada, no habría Dios. Dios ha sido siempre, por la eternidad, una Trinidad. "De eternidad a eternidad, Tú eres Dios" (Salmo 90:2).
Dios no es una persona que adoptó tres formas, es decir, no es que el Padre se tornase el Hijo, y luego que el Hijo se tornase el Espíritu Santo. Esta creencia es sostenida hoy por el Movimiento "Sólo Jesús" ; por ejemplo, lo enseñan las Iglesias Apostólica Unida y Pentecostal Unida, y es una enseñanza incorrecta.
Tampoco es Dios una única persona, como enseñan los Testigos de Jehová, el Camino Internacional y los cristadelfos (sectas no cristianas). Para una demostración de que existe más de una persona en Dios, vea el Estudio sobre Pluralidad.
La Biblia dice que hay un solo Dios. No obstante, dice que Jesús es Dios (Juan 1:1,14), que el Padre es Dios (Fil. 1:2); y que el Espíritu Santo es Dios (Hechos 5:3-4). Ya que el Hijo le habla al Padre, son personas separadas. Ya que el Espíritu Santo asimismo habla (Hech. 13:2), es también una persona distinta. Por tanto, hay un Dios que existe en tres personas.
Unión hipostática. Es un término técnico que designa la unión de las dos naturalezas, divina y humana, en la persona de Jesús. Cristo es Dios en la carne (Juan 1:1,14; Col. 2:9; Juan 8:58; 10:30-34; Heb. 1:8). El es plenamente Dios y plenamente hombre (Col. 2:9); así, tiene dos naturalezas, la de Dios y la humana. Decididamente, no es "mitad Dios, mitad hombre". Nunca perdió su divinidad, ni hubiese podido hacerlo. Continuó existiendo como Dios cuando se encarnó y agregó la naturaleza humana a Su eterna naturaleza divina (Fil. 2:5-11). Consecuentemente, en Jesucristo está la "unión, en una sola persona, de una plena naturaleza humana y una plena naturaleza divina".
Ahora mismo, en el cielo hay un hombre, Jesús, quien es nuestro Mediador entre el Padre y nosotros (1 Tim. 2:5) y nuestro Abogado ante el Padre (1 Juan 2:1). Para información relacionada sobre Jesús y Sus dos naturalezas vea también Encarnación; sobre los errores concernientes a sus dos naturalezas, vea Eutiquianismo, Monofisismo, y Nestorianismo.
Universalismo. El universalismo es la doctrina del bienestar final de cada persona. La doctrina tiene una conformación pagana y cristiana. De acuerdo al precedente, finalmente todos serán felices porque todos son, por naturaleza, criaturas e hijos de Dios. La herejía universalista (es rechazada por la tradición general de la iglesia; oriental, romana y protestante) en el cristianismo enseña que aunque todas las criaturas humanas de Dios han caído en pecado y están perdidos, todos serán salvos a través de la redención universal de Cristo.
El universalismo cristiano ha existido en dos formas históricas: restauración en la muerte y restauración después del castigo futuro. Se puede decir que la última es la teoría clásica del universalismo cristiano enseñado por algunos desde los tiempos de Clemente de Alejandría hasta la denominación un
iversalista de hoy. Probablemente el adherente más celebrado de esta posición fue Orígenes (254 d. C.). El rechazaba la noción de castigo, enseñando que los malos, incluso los demonios, después de soportar los sufrimientos del infierno por un tiempo saldrían purificados para ir al cielo.
Valdenses. Pedro de Valdo era un mercader rico de Lyón quien, preocupado por la brevedad de la vida, buscó el consejo de un sacerdote. En tanto que el sacerdote sugirió que de Valdo debería vender todos sus bienes y darlos a los pobres, él así lo hizo en 1172. Tornó su atención hacia las Escrituras y decidió seguir el ejemplo de Cristo.
Pedro de Valdo atrajo seguidores, quienes eligieron llamarse a sí mismos los "Pobres de Espíritu" o Los "Pobres hombres de Lyón.» Vestidos con vestiduras sencillas fueron predicando por los alrededores, sólo para ser prohibidos por el arzobispo de Lyón. El papa les permitió predicar donde el obispo local les diese permiso. Sin embargo, los valdenses desatendieron esta restricción y solicitaron entonces autoridad al Tercer Concilio de Letrán (1179). El Concilio los rechazó, pero ellos continuaron predicando a pesar de las restricciones de la iglesia. En 1184 el papa los declaró herejes. Se extendieron hacia el Rodano, el Rin, hasta los Países Bajos, Alemania, y Bohemia, así como hacia España e Italia.
Los valdenses trataron de amoldarse a la iglesia apostólica. Usaban las Escrituras en idioma vernáculo, caminaban de a dos en dos, vestidos en forma sencilla, y predicaban. Ellos negaban la eficacia de la misa y la existencia del purgatorio. Revivieron la actitud donatista y adoptaron una visión pietista de la vida.
Verbo, El. En el griego, la palabra "Verbo" es logos. También puede traducirse "palabra". Se emplea en muchas partes y con diferentes sentidos, pero interesa especialmente ver cómo se emplea acerca de Jesús. En Juan 1:1 "En el principio era el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios". El Verbo es divino, y éste "se hizo carne y habitó entre nosotros" (Juan 1:14). En otros términos, Jesús es el Verbo de Dios quien representa a Dios ante nosotros y a nosotros ante Dios. El término logos también se emplea con referencia a las Escrituras (Rom. 9:6; Heb. 4:12), la enseñanza de Cristo (Luc. 5:1), y el mensaje del Evangelio (Hech. 4:31).  
Vida eterna. Se refiere a la vida perdurable en la presencia de Dios: "esta es la vida eterna, que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo a quien tú enviaste" (Juan 17:3).
Hay dos sentidos en el que se emplea en dos sentido. Primero, como cristianos poseemos ya vida eterna (1 Juan 5:13), sin embargo, no estamos aún en el cielo ni en la inmediata presencia de Dios. yet we are not in heaven or in the immediate presence of God. Aunque todavía nos hallemos en cuerpos mortales y aún pequemos, por fe somos salvos (Rom. 4:5; Efe. 2:8-9) y poseemos la vida eterna como un regalo de Dios (Rom. 6:23). En el segundo y más pleno sentido, la vida eterna alcanzará su estado final en la resurrección de los creyentes (vea Resurrección) cuando Cristo retorne a la tierra a buscar a Su iglesia. Es entonces que la vida eterna comenzará en su manifestación más completa, y no pecaremos más.
Virtudes cardinales. Tal como la iglesia medioeval las enunciara, las siete virtudes cardinales son fe, esperanza, amor, justicia, prudencia, templanza y fortaleza. Son «cardinales" en que todas las otras virtudes cristianas "dependen" (cardo) sobre una de ellas.
Estas virtudes son de dos clases. Las primeras tres son las así llamadas "teologa
les," representando la triada paulina de 1 Co. 13: 13 (cf. 1 Ts. 1:3; Gá. 5: 5-6; Col. 1: 4-5). Las otras cuatro son «naturales" (o "morales") y tienen su origen en el pensamiento filosófico de la Grecia antigua. Esta clasificación cuádruple de virtudes fue sostenida por Platón a fin que correspondiesen a la constitución natural del alma. La prudencia correspondía al intelecto, templanza a los sentimientos, y la fortaleza a la voluntad. La justicia era una virtud social que regulaba las otras.
Zelotes. Los zelotes era un partido de patriotas judíos militantes del primer siglo. Su movimiento comenzó con Judas de Calilea en los días de Quirino como una oposición clandestina al poderío romano. Ellos sostenían que la violencia era justificada si libraba a la nación de sus opresores extranjeros. Josefo (Bj IV, iii. 9; VII, vi¡¡. 1) los describió como fanáticos cuyas extravagantes demandas y destemplada imprudencia se transformaron en obstáculos para su propia causa. Los identificó con los extremistas que provocaron la guerra con Roma el 66 d. C. y dio a entender que la rivalidad interna que debilitó la defensa de Jerusalén y finalmente contribuyó a la caída de la ciudad en 70 d. C. era parcialmente atribuible a ellos. Hacia el fin de este período parecen haber llegado a ser un grupo de asesinos políticos con un programa no constructivo, sino con una manía por derrocar a todo gobierno y orden establecido. Puede que la estimación de Josefo haya sido parcial, pero es la mejor y más antigua fuente disponible.
En doctrina eran muy parecidos a los fariseos a causa de su interpretación nacionalista en extremo del AT, y en espíritu eran como los macabeos. Su intenso deseo de un reino independiente pudiera, haber llevado a algunos de ellos a buscar la compañia de los discípulos de Jesús. Por lo menos a uno de ellos, Simón, se distingue de Simón Pedro por ser llamado "el zelote" (Lc. 6:15; Hch. 1:13).
Zoroastrismo. Una religión que se desarrolló en Irán alrededor del siglo seis a.C., generalmente atribuído a Zaratustra que nació en Irán 258 años antes de Alejandro. La fecha del nacimiento de Zaratustra ha sido dada con una variación entre el 6.000 a.C., el 1.400 a.C., y el 1.000 a.C., pero Herzfeld acepta la fecha tradicional, aproximadamente, como se acepta ahora (Herzfeld, 570- 500 a. C.; Jackson, 660- 583 a.C.). Por consiguiente, Zaratustra fue contemporáneo con otros grandes personajes, incluyendo a Buda, Confucio, Lao Tze, y varios profetas hebreos. El que Zaratustra hubiera usado materiales védicos encontrados en el hinduismo primitivo apenas puede ser negado; parece más probable que fuera un politeísta como Darío y Jerjes. Zaratustra  protestó en contra de lo falso y lo cruel de la religión, y seguía el principio, "si los dioses hacen algo vergonzoso no son dioses." Por lo tanto exaltaba a Ahura Mazda ("Señor sabio," a menudo mal traducido como "Señor de luz") como el supremo entre los dioses o espíritus, y veía al mundo como una eterna lucha entre Ahura Mazda y Angra Mainyu (o Aliramanyui, Ahriman, "Espíritu del mal»), quienes llegaron a existir independientemente en el pasado lejano. Por lo tanto el zoroastrismo se llama un dualismo pero es un dualismo limitado. Zaratustra hace un llamado a los hombres a unirse a Ahura Mazda en este conflicto, siendo las palabras claves de tal religión "buenos pensamientos, buenas palabras, buenas acciones."




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